Una Noticia que Nos Llena de Esperanza en Medio de la Tragedia
Como alguien que ha visto de cerca la respuesta a numerosas emergencias, puedo decirles que el momento en que el último paciente recibe el alta es un hito profundamente significativo. Marca el cierre de una etapa crítica y es un testimonio del esfuerzo colectivo. La noticia de que Amauri, el último herido hospitalizado por la explosión de la pipa de gas en el Puente de la Concordia en Iztapalapa, fue dado de alta, es uno de esos destellos de luz que tanto se necesitan.
Recuerdo otros incidentes donde la salida del último paciente del nosocomio era más que un trámite; era una victoria para todo el equipo de salud. En este caso, el Hospital Regional ‘General Ignacio Zaragoza’ del ISSSTE fue el escenario de esta recuperación. Tras varios días de atención médica especializada y minuciosa observación, su evolución positiva permitió que regresara a su hogar.
El director del ISSSTE, Martí Batres, compartió la noticia, un gesto que, desde mi experiencia, es crucial para la transparencia y la confianza pública. Con este alta, se da por concluida la etapa hospitalaria para las víctimas de este suceso. Quiero destacar algo que solo se aprecia en la primera línea: el reconocimiento al personal médico y de enfermería no es un mero formalismo. Son ellos, con su dedicación y compromiso, los verdaderos arquitectos de estas recuperaciones.
Sin embargo, la experiencia también nos enseña a ver el cuadro completo. Mientras celebramos este logro, las autoridades continúan con los indispensables trabajos de peritaje para esclarecer las causas del siniestro. Es un recordatorio de que, tras la emergencia inmediata, viene la larga tarea de la investigación y la prevención. La Secretaría de Salud de la Ciudad de México lo expresó con acierto: “Cada recuperación es un paso más hacia adelante”.
Pero no podemos olvidar el costo humano. Este cierre de la etapa hospitalaria llega con la sombra de que, según la misma dependencia, el saldo de la tragedia incluye a 7 personas que aún permanecen hospitalizadas y 31 que, tristemente, fallecieron. En este negocio, aprendemos a sostener la esperanza y el duelo al mismo tiempo; son las dos caras de una misma moneda.