Estados Unidos amenaza con vetar vuelos mexicanos por incumplimiento de acuerdos

¿Qué pasaría si la próxima guerra comercial no fuera por aranceles, sino por espacio aéreo? El Departamento de Transporte de EE.UU. acaba de lanzar un ultimátum inédito: vetará operaciones aeronáuticas mexicanas, desatando un conflicto que expone las grietas en la gobernanza global de la aviación. Más que una disputa técnica, este movimiento revela cómo la geopolítica del siglo XXI se libra en corredores invisibles a 10,000 metros de altura.

El secretario Sean P. Duffy no solo denuncia el “incumplimiento del tratado bilateral“, sino que destapa una estrategia maestra: México habría usado la excusa de “modernizar el Aeropuerto Benito Juárez” para expulsar discretamente a competidores estadounidenses. Tres años después, las promesas de infraestructura siguen siendo humo, mientras las aerolíneas norteamericanas pierden millones en rutas claves. ¿Es esto proteccionismo disfrazado o una jugada visionaria para recuperar soberanía aérea?

La ironía es brutal: el mismo acuerdo que debería facilitar la conectividad se convirtió en campo de batalla. Al forzar el traslado de operaciones de carga y limitar horarios, México podría estar escribiendo el manual para desafiar el dominio aéreo estadounidense. Pero hay un riesgo mayor: ¿y si esta escalada impulsa una reinvención radical de los pactos de aviación, donde algoritmos de IA distribuyan slots en tiempo real, eliminando ventajas históricas?

Más que una crisis, este episodio revela una oportunidad dorada. Imaginen un nuevo modelo de cooperación aérea basado en blockchain, donde cada movimiento quede registrado en un libro inmutable. O aeropuertos modulares que se reconfiguran como legos según la demanda. La disrupción no viene de aviones más rápidos, sino de reglas de juego que nadie se atrevió a cuestionar… hasta ahora.