Estados Unidos golpea al CJNG con sanciones por terrorismo internacional

En un movimiento audaz que redefine la lucha contra el crimen transnacional, Estados Unidos ha clasificado a Rubén Oseguera Cervantes, conocido como “El Mencho”, y a cuatro cabecillas más del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) como terroristas globales. Esta decisión histórica, basada en la Orden Ejecutiva 13224 —creada tras el 11-S—, expone cómo el narcotráfico ha evolucionado hacia un modelo híbrido que combina tráfico de drogas, reclutamiento paramilitar y ejecuciones mediáticas, como el asesinato de la influencer Valeria Márquez.

El Departamento del Tesoro no solo congela activos, sino que desnuda la infraestructura del CJNG: desde el Rancho Izaguirre en Teuchitlán —un campo de adoctrinamiento donde se eliminaba a los desertores— hasta la red de suministro de precursores químicos liderada por Julio Alberto Castillo Rodríguez, yerno de “El Mencho”. ¿Podría esta estrategia, que equipara el narcoterrorismo con el extremismo yihadista, marcar un punto de inflexión en la guerra contra las drogas?

Steve Bessent, Secretario del Tesoro, enfatizó: “Estas sanciones son un ataque directo al ecosistema financiero del cártel”. La medida incluye sanciones secundarias contra instituciones que negocien con los señalados, replicando el modelo usado contra células terroristas. La designación del CJNG como organización terrorista en febrero pasado —bajo el gobierno de Donald Trump— anticipaba este giro geopolítico, donde los carteles ya no son solo un problema de seguridad, sino una amenaza a la estabilidad global.

Más allá de congelar cuentas bancarias, esta acción cuestiona paradigmas: ¿Deberían los cárteles enfrentar operaciones militares internacionales como ISIS? ¿O su neutralización requiere innovar en inteligencia financiera y cibernética? El caso del CJNG demuestra que el futuro de la seguridad no está en fronteras físicas, sino en descifrar redes invisibles de poder.