Estudiantes de Tabasco exigen freno a la militarización tras desalojo violento

Tras el desalojo violento del plantón estudiantil en el Instituto Tecnológico de Los Ríos en Balancán, jóvenes de Villahermosa salieron a las calles para exigir el cese de la militarización en México y sanciones contra los funcionarios involucrados en el operativo represivo.

Frente a Palacio de Gobierno, decenas de universitarios se reunieron para leer un pliego petitorio que, además de condenar la violencia institucional, demandaba la eliminación de las cuotas en las universidades públicas. “No podemos permitir que se criminalice la protesta ni que se siga cobrando por una educación que debería ser gratuita”, expresó Ricardo, estudiante de la UNAM, quien recordó las promesas incumplidas de gobiernos anteriores.

Entre pancartas con consignas como “May Opresor” y “El 7 de mayo no se olvida”, los manifestantes criticaron el aumento de la presencia militar durante la actual administración. “Con López Obrador se profundizó la militarización, a pesar de sus discursos. Hoy estamos peor que con Calderón y Peña Nieto”, denunció uno de los oradores.

La exigencia de mayor presupuesto educativo resonó con fuerza. “En la UJAT se cobran casi 5 mil pesos por inscripción en una institución pública. Es inaceptable”, afirmó un representante estudiantil. La movilización también sirvió para llamar a la organización frente a la represión. “Si el gobernador Javier May no garantiza nuestros derechos, debe renunciar”, advirtieron.

Luis Castillejos, alumno de la UJAT, alertó sobre los riesgos de normalizar la violencia estatal: “Lo de ayer nos acerca peligrosamente a episodios como Tlatelolco”. Mientras tanto, un estudiante del Tecnológico de Villahermosa exigió soluciones concretas para evitar que se repitan estos hechos.

Desde mi experiencia cubriendo movimientos sociales, he visto cómo estas protestas reflejan un malestar acumulado. La criminalización de la disidencia y el abandono a la educación pública no son errores aislados, sino síntomas de un sistema que prioriza el control sobre el diálogo. La historia nos enseña que ignorar estas demandas solo amplía las grietas sociales.