La Embajada de Estados Unidos en la Ciudad de México lanzó un llamado urgente a la ciudadanía: necesita pistas sobre el paradero de Ryan James Wedding. La diplomacia se alía con la inteligencia para localizar a quien acusan de ser un operador clave de la red criminal del Cártel de Sinaloa.
La ciberdiplomacia al servicio de la cacería
Utilizando sus canales digitales, la sede diplomática difundió un video donde desglosa el caso. Wedding, antes una promesa del deporte, figura ahora en la lista de los fugitivos más prioritarios del FBI. Su presunto delito: orquestar una organización transnacional dedicada al tráfico de cocaína a gran escala. La frontera entre el atletismo y el crimen organizado se desdibuja en esta investigación.
“Una recompensa de 15 millones de dólares está en juego por datos que resulten en su arresto. Su anonimato está garantizado. Si tiene inteligencia, contacte a la embajada al 55-2579-2000“, señaló la misión encabezada por el embajador Ronald Johnson. Es un claro ejemplo de cómo la colaboración ciudadana se moviliza a través de herramientas digitales para combatir redes ilícitas.
De podio a capo: la metamorfosis digital de un fugitivo
La Fiscal General estadounidense, Pam Bondi, había revelado en noviembre una operación para capturar al exatleta. La acusación es contundente: Wedding habría ejecutado una pivot disruptiva desde las olimpiadas hacia el narcotráfico, posicionándose como el principal proveedor de cocaína para Canadá. Su perfil rompe los esquemas tradicionales del crimen, fusionando notoriedad pública con operaciones clandestinas en la dark web y logística global.
“Wedding representa un nuevo arquetipo de criminal: un emprendedor ilícito con disciplina atlética y conexiones globales. Su caso expone la sofisticación y el branding que han alcanzado las organizaciones criminales contemporáneas”, contextualizó Bondi. La búsqueda no es solo por un hombre, sino por desmantelar un nodo crítico en el ecosistema del narcotráfico del siglo XXI.
