Lecciones de un negociador experimentado para el T-MEC
Tras décadas observando y participando en mesas de negociación internacional, he aprendido que el tono inicial define el resultado final. La advertencia de Claus von Wobeser sobre adoptar un enfoque “suave” en la revisión del T-MEC no es una muestra de debilidad, sino de una sabiduría estratégica profundamente arraigada. En mi experiencia, confrontar a un socio comercial con una postura maximalista, especialmente bajo una administración como la próxima de Donald Trump, es un error táctico que he visto fracasar una y otra vez. El verdadero arte de la diplomacia comercial reside en proteger los intereses nacionales sin escalar retóricamente hacia un punto de no retorno.
La sugerencia de una estrategia técnica y prudente, apoyada por el conocimiento del sector privado, es un consejo de oro. Recuerdo una renegociación pasada donde la arrogancia técnica nos costó cláusulas cruciales. El llamado a revivir el espíritu del “Cuarto de Junto”, aunque sea de manera informal, es vital. Las capacidades técnicas del gobierno deben ir de la mano con la inteligencia de mercado de los empresarios; es la única forma de construir una posición sólida e inteligente.
Los puntos críticos que exigen atención experta
La mención a la cláusula de caducidad es, quizás, la advertencia más crucial. No es una disposición teórica. He visto cómo herramientas legales similares, aparentemente dormidas, pueden activarse de la noche a la mañana con efectos devastadores, creando una incertidumbre jurídica que ahuyenta la inversión por años. Combinar esta espada de Damocles con la volatilidad generada por reformas al Poder Judicial y la Ley de Amparo es una receta para el estancamiento económico. Los inversores, lo sé por conversaciones directas, ya están en un estado de alerta máxima.
Construyendo la competitividad futura de América del Norte
Más allá de evitar lo negativo, está la oportunidad de construir lo positivo. La insistencia en un capítulo energético trilateral es una visión de futuro. He sido testigo de cómo la falta de reglas claras en sectores emergientes, como la electromovilidad y las energías limpias, fragmenta las cadenas de suministro y nos hace perder la carrera contra otras regiones. La protección del comercio digital y la prevención de la sobrerregulación aduanera no son tecnicismos; son los cimientos de la competitividad regional para la próxima década. Sin este marco, simplemente no podremos competir. La lección es clara: la prudencia hoy evitará el dolor mañana, y la colaboración público-privada es nuestro activo más valioso.



















