La Secretaría de Educación Pública confirmó y lamentó el fallecimiento del estudiante de primaria Anuel Esquivel Cruz, ocurrido dentro de las instalaciones de la escuela “Cuauhtémoc”, localizada en el ejido San Miguel, municipio de San Pedro, Coahuila.
El trágico suceso se produjo cuando una estructura metálica, que se encontraba en proceso de construcción dentro del plantel, se desplomó sobre el menor, causándole la muerte. De acuerdo con los primeros reportes de las autoridades, el accidente tuvo lugar durante el horario de clases, específicamente en una sesión de educación física. La información preliminar sugiere que varios alumnos hicieron contacto con un polín que no estaba fijado correctamente, lo que desencadenó el colapso inmediato de la estructura metálica sobre el estudiante.
La SEP emitió un comunicado en el que señaló que, desde el momento en que se tuvo conocimiento del hecho, se activaron los protocolos para brindar acompañamiento y apoyo a la familia del menor. Asimismo, la dependencia federal afirmó que mantiene una coordinación estrecha con las autoridades educativas y de justicia del estado de Coahuila para determinar con precisión las causas que originaron este lamentable incidente.
El objetivo de esta investigación interinstitucional es esclarecer las circunstancias completas y establecer las posibles responsabilidades. Un dato crítico que ha surgido de las investigaciones iniciales realizadas por el gobierno estatal es que la obra donde ocurrió el accidente, una techumbre, se estaba edificando bajo el programa federal “La Escuela es Nuestra”.
Sin embargo, y este es un punto de gran relevancia, la construcción carecía por completo de la validación y la supervisión técnica obligatorias por parte del Instituto Coahuilense de Infraestructura Física Educativa. Tampoco contaba con la autorización ni el aval de Protección Civil estatal, lo que significa que la obra se ejecutaba al margen de los protocolos de seguridad y los estándares técnicos mínimos requeridos para garantizar la integridad de los estudiantes y el personal en un entorno escolar.
Este evento pone una vez más sobre la mesa el debate crucial sobre los mecanismos de supervisión y control de calidad en las obras que se realizan dentro de las instituciones educativas públicas. Programas sociales destinados a mejorar la infraestructura, si no van acompañados de una fiscalización rigurosa y una ejecución técnica profesional, pueden generar, como en este caso extremo, condiciones de alto riesgo.
La ausencia de una supervisión ingenieril constante y la validación de cada fase constructiva crea un vacío de seguridad donde un simple error o descuido puede tener consecuencias irreversibles. La tragedia en la primaria “Cuauhtémoc” trasciende el hecho aislado y se convierte en un caso de estudio sobre la gestión de riesgos en los entornos educativos. Plantea preguntas incómodas pero necesarias acerca de la cadena de responsabilidades, desde el nivel federal que asigna los recursos, pasando por las autoridades estatales que deben ejercer la rectoría técnica, hasta la supervisión directa en el plantel.
La comunidad escolar confía en que el espacio destinado a la formación y desarrollo de sus hijos sea seguro por definición. Un fallo en este principio básico no solo cobra una vida inocente, sino que erosiona la confianza fundamental en las instituciones encargadas de protegerla. La investigación en curso deberá dilucidar no solo cómo cayó la estructura, sino por qué se permitió que se construyera en condiciones tan vulnerables y quiénes son los responsables de que dichas condiciones no fueran identificadas y corregidas a tiempo.


















