La organización de protección animal Huellitas, amor sin fronteras confirmó el fallecimiento de tres de los cinco cachorros que dio a luz la perra Cereza, rescatada tras la explosión de una pipa de gas ocurrida en la alcaldía Iztapalapa. Los cachorros, nacidos de forma prematura a consecuencia del severo trauma físico sufrido por su madre, no lograron superar las complicaciones de salud derivadas del incidente.
El accidente, que tuvo lugar en el Puente de la Concordia, resultó en una de las tragedias humanas y ambientales más significativas de los últimos tiempos en la Ciudad de México, con un saldo de más de una decena de personas fallecidas, ochenta heridos y numerosas viviendas destruidas. Entre las víctimas colaterales se encontraron varios animales, siendo Cereza uno de los casos que captó la atención pública debido a su estado crítico.
La perra fue rescatada con quemaduras de segundo y tercer grado, lo que precipitó una intervención médica de emergencia. Diagnosticada con sufrimiento fetal, fue sometida a una cesárea el pasado 10 de septiembre. El procedimiento permitió el nacimiento de cinco cachorros, cuatro machos y una hembra, cuyo pronóstico se mantuvo como reservado desde el primer momento debido a las circunstancias de su gestación y nacimiento.
La titular de la organización relató, a través de un video publicado en redes sociales, el momento en que se confirmó la pérdida de tres de las crías. En el comunicado, visible en la cuenta oficial de la asociación, se observa a la perra en recuperación, amamantando y protegiendo a los dos cachorros sobrevivientes. La vocera explicó que el deceso de los animales se atribuye directamente a las lesiones y al estrés extremo que padeció Cereza a causa de la explosión, factores que provocaron un parto prematuro y un desarrollo debilitado en los recién nacidos.
A pesar de los esfuerzos veterinarios y del apoyo material recibido mediante donaciones ciudadanas, el cuadro clínico de los cachorros se complicó irreversiblemente. La organización había mantenido informada a la opinión pública sobre la evolución de Cereza, quien mostró signos de mejoría progresiva, incluso alimentándose por sí misma, lo que representaba un avance alentador dentro de su delicado estado.
No obstante, el pronóstico para las crías siempre se consideró grave. En sus actualizaciones, la asociación reiteró que existía la posibilidad de intoxicación por gases o de daños internos no visibles, factores de riesgo inherentes a un evento de tal magnitud. La prioridad del equipo médico fue estabilizar a la madre para garantizar que pudiera producir leche y brindar cuidados a su camada, mientras los cachorros recibían atención especializada las 24 horas.
Este episodio subraya el impacto extensivo de las tragedias industriales y urbanas, las cuales afectan no solo a la comunidad humana inmediata, sino también a la fauna doméstica y local que sufre las consecuencias de manera directa. La muerte de los cachorros ejemplifica cómo el trauma ambiental puede tener secuelas profundas y multigeneracionales en los seres vivos, incluso después de que se controla la emergencia inicial.
El caso de Cereza continúa bajo monitoreo exhaustivo. Los dos cachorros restantes permanecen en condición delicada, aunque estables, bajo cuidado veterinario constante. La organización ha reiterado su agradecimiento por el apoyo recibido y ha hecho un llamado a la reflexión respecto a los protocolos de protección civil que incluyan planes de rescate animal, destacando la necesidad de una respuesta integral ante desastres que considere a todos los habitantes de la ciudad.