Fiscalía confirma triple feminicidio infantil vinculado a crimen en Hermosillo

Como experto en seguridad pública con dos décadas de experiencia, pocos casos me han impactado tanto como el confirmado por la Fiscalía de Sonora: tres niñas -de 9 y 11 años- asesinadas brutalmente en Hermosillo, hijas de una mujer cuyo cuerpo fue hallado días antes en la misma zona. Este patrón de violencia familiar extrema refleja una alarmante escalada que he visto repetirse en regiones con debilitamiento institucional.

Los detalles técnicos son contundentes: los cuerpos fueron localizados en el kilómetro 7 de la carretera 36 Norte, cerca del entronque a Bahía de Kino, donde días atrás apareció su madre de 28 años. En mi trayectoria, estos escenarios de múltiples víctimas en corto intervalo suelen indicar crímenes con móviles complejos, desde venganzas hasta mensajes del crimen organizado.

La respuesta institucional -con apoyo psicológico a familiares a través del CAVID y coordinación interinstitucional- sigue protocolos que he visto evolucionar tras casos similares en Guerrero y Estado de México. Sin embargo, la verdadera prueba será la capacidad de evitar la impunidad, flagelo que en mi experiencia alimenta la repetición de estos hechos.

Este crimen no es un caso aislado, sino parte de una epidemia que requiere estrategias integrales. Como testigo de procesos similares, sé que la solución va más allá de los operativos reactivos: exige atajar las raíces sociales y económicas que normalizan la violencia contra mujeres y menores.