Fuerza Civil asume el mando policial en Linares tras crímenes y corrupción

En una movilización sin precedentes, Fuerza Civil asumió esta mañana el control operativo de la Policía Municipal de Linares, un hecho que no sorprende a quienes hemos seguido de cerca la deteriorada situación de seguridad en la región. Recuerdo cómo, en julio del 2023, ya se había implementado una intervención similar tras el asesinato del director operativo, pero las raíces de la corrupción parecen más profundas de lo que se creía.

Este operativo conjunto —que incluye a la Agencia Estatal de Investigaciones y fuerzas federales— llega apenas 72 horas después del cobarde homicidio de Juan Pulido Díaz, Secretario del Ayuntamiento, y confirma lo que muchos denunciábamos desde hace años: la infiltración del crimen organizado en las estructuras policiales. Durante mi cobertura en zonas conflictivas, he visto cómo estos casos siguen patrones similares: primero desaparecen personas bajo custodia, como Juan Jesús Padrón Gómez; luego ocurren secuestros descarados, como el de Andy Muñoz frente a las instalaciones policiales; finalmente, llegan los ataques a funcionarios.

Lo más preocupante es la falta de claridad sobre el destino del actual director policial, Ernesto Jiménez Covarrubias. En experiencias anteriores, he documentado cómo estos vacíos de información suelen preceder revelaciones incómodas. La Fiscalía ya había allanado las oficinas de Seguridad Municipal el viernes pasado, buscando pistas sobre Padrón Gómez, pero el asesinato del Secretario al día siguiente demostró que los criminales actúan con impunidad.

Esta no es la primera vez que Linares vive esta situación, y eso plantea una pregunta incómoda: ¿las intervenciones temporales bastan para desarticular redes criminales enquistadas? La historia reciente sugiere que no. Se requiere una estrategia integral que vaya más allá del relevo de mandos y aborde el financiamiento ilícito, la complicidad institucional y la protección a testigos. Mientras tanto, la población sigue atrapada entre dos fuegos: la violencia del crimen y la desconfianza hacia quienes deberían protegerlos.