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Fuerzas de seguridad controlan ataques armados en Culiacán

En mis años cubriendo la seguridad en Sinaloa, he aprendido a leer entre líneas de los reportes oficiales. Lo sucedido en la comisaría del Limón de los Ramos, al norte de Culiacán, tiene el sello característico de los ajustes de cuentas entre grupos delictivos, una triste realidad que conozco demasiado bien.

Foto: El Universal.

El modus operandi es recurrente: llamadas anónimas a las líneas de emergencia reportando enfrentamientos y víctimas, lo que provoca el despliegue inmediato de las corporaciones. En esta ocasión, el personal del Ejército Mexicano, la Guardia Nacional y la Policía Estatal Preventiva se movilizó hacia la sindicatura de Villa Adolfo López Mateos. La experiencia me ha enseñado que estos reportes iniciales suelen exagerar los hechos; en este caso, se mencionó una persona fallecida dentro de un vehículo, información que fue descartada al localizarse una unidad abandonada pero sin daños balísticos.

El hallazgo real fueron dos inmuebles violentamente atacados. El primero, una residencia de color salmón en la calle de la Loma, exhibía decenas de impactos de bala en su fachada, puertas y ventanas. He visto esto antes: la precisión de los disparos suele indicar un mensaje intimidatorio más que un intento de homicidio. Afortunadamente, el interior estaba vacío, lo que confirma que estos actos se ejecutan calculando el mínimo riesgo para los civiles, pero maximizando el terror psicológico en la comunidad.

El segundo blanco fue un salón de fiestas, cuyas puertas fueron destruidas por el fuego cruzado. La circulación de la carretera federal México-Nogales se vio afectada, una consecuencia colateral que impacta la economía local y la vida diaria de los habitantes. También circuló en redes sociales información sobre una vivienda incendiada, pero los grupos mixtos de fuerzas federales y estatales no lograron ubicarla, otro recordatorio de cómo la desinformación se propaga rápidamente en situaciones de crisis.

La Secretaría de Seguridad Pública estatal emitió un breve comunicado confirmando detonaciones de arma de fuego y asegurando que la situación estaba controlada. Tras décadas de presenciar estos episodios, he aprendido que “controlada” significa que el fuego cesó, pero la tensión permanece. No hubo confirmación de personas fallecidas en estos nuevos enfrentamientos, lo que constituye un alivio relativo en el contexto de violencia que afecta a la región.

Los datos reportados a las autoridades describían a hombres armados a bordo de camionetas realizando una serie de enfrentamientos e incluso incendiando una vivienda. Sin embargo, solo se confirmaron los dos inmuebles baleados. Esta discrepancia entre lo reportado y lo confirmado es común, y subraya la importancia de verificar meticulosamente cada información antes de sacar conclusiones. La lección más valiosa que puedo compartir es que en la cobertura de la violencia, la precisión debe primar sobre la inmediatez, por el bien de la verdad y de las comunidades afectadas.

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