La protesta digital se materializa de nuevo
Tras los disturbios registrados durante la manifestación del 15 de noviembre en el Centro Histórico de la Ciudad de México —un episodio que resultó en detenciones, agentes lesionados y el derribo del perímetro de seguridad frente a Palacio Nacional—, el colectivo Generación Z ha lanzado una nueva convocatoria. Su objetivo es mantener la presión en la esfera pública para exigir seguridad ciudadana y justicia, demandas centrales de un movimiento que se comunica a través de plataformas digitales y se moviliza en el espacio físico.
El detonante: Un crimen que encendió la mecha
El clima de crispación social se recrudeció significativamente tras el homicidio del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, un acto violento que catalizó la indignación colectiva, particularmente entre los jóvenes. La nueva convocatoria establece una segunda marcha para el 20 de noviembre a las 11:00 horas, con un trayecto que replicará el protocolo anterior: desde el Ángel de la Independencia hasta la Plaza de la Constitución. Los organizadores, operando con la lógica de una red descentralizada, han instado a los participantes a monitorear sus canales oficiales ante la ausencia de rutas alternativas o dispositivos de seguridad adicionales por parte de las autoridades.
Respuesta institucional y escalada de tensiones
La manifestación del 15 de noviembre congregó a una multitud diversa, incluyendo a personas de la tercera edad y opositores al gobierno. Mientras el avance del contingente se desarrolló con relativa normalidad durante la mayor parte del recorrido, la situación estalló al alcanzar la plaza central. En ese punto, individuos con el rostro cubierto derribaron las vallas metálicas que protegían el acceso a Palacio Nacional. Este acto desencadenó un enfrentamiento directo con cuerpos de granaderos, con lanzamiento de proyectiles por parte de algunos manifestantes y el posterior despliegue de gas lacrimógeno por parte de las fuerzas de seguridad, un guion de conflicto que se repite en las protestas globales del siglo XXI.
