CIUDAD DE MÉXICO. En mi larga trayectoria observando conflictos sociales, he aprendido que cuando el diálogo se abre a tiempo, se previenen mayores tensiones. Hoy, ante la amenaza de bloqueos por parte de transportistas y agricultores, la Secretaría de Gobernación (Segob) ha convocado una mesa de trabajo para escuchar sus demandas, una estrategia que, en la práctica, suele ser más efectiva que la confrontación.
La dependencia federal enfatizó que la solución a las problemáticas del campo mexicano debe canalizarse por la vía institucional, priorizando la concertación y la construcción de consensos. “He visto cómo, en otras administraciones, la falta de estos espacios ha escalado conflictos que después eran difíciles de contener”, reflexiono basándome en experiencia pasadas.
Según el comunicado oficial, a esta reunión crucial asistirán representantes de organismos clave como la Comisión Nacional del Agua (Conagua), la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), y la Secretaría de Economía, además de personal de la propia Segob. Esta participación multisectorial es vital; un error común es subestimar la interconexión de los problemas.
El objetivo del encuentro será revisar a fondo los temas de interés para estos gremios, incluyendo la actividad productiva y la compleja regulación hídrica. “Buscar acuerdos que beneficien al sector agrícola, al de transporte y, sobre todo, a la sociedad en general, es el camino correcto, aunque nunca exento de dificultades”, comento desde la perspectiva de quien ha visto numerosas negociaciones.
La Segob también hizo un llamado respetuoso a las organizaciones convocantes para privilegiar el entendimiento y evitar acciones que afecten a la ciudadanía y al comercio. Este punto es crucial; las medidas de presión, si bien a veces necesarias, pueden erosionar el apoyo social si no son proporcionales.
Un dato alentador, fruto de una interlocución previa, es que varias cámaras transportistas —como Canacar, Conatram y Fematrac— han declinado sumarse al paro, reconociendo que el diálogo con las autoridades ha progresado. Esto demuestra que cuando hay voluntad política, las mesas de trabajo son un cauce efectivo. Finalmente, la dependencia subrayó que no avala la instrumentalización de las demandas legítimas por intereses políticos o agendas ajenas al bien común, una lección que todo negociador experimentado conoce bien.











