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Hallan 14 bolsas más con restos humanos en fosa de El Alemán

En una amarga y tristemente familiar secuencia, el colectivo Manos Buscadoras ha localizado 14 bolsas más con restos humanos en la fosa clandestina de El Alemán, en Zapopan. Este nuevo descubrimiento, que se suma a las 16 bolsas halladas la semana pasada, eleva la macabra cuenta a 30 bolsas en total, todas dentro del mismo perímetro. Desde mi experiencia en cobertura de estos crímenes, el patrón es claro: la impunidad y la descoordinación institucional son el caldo de cultivo para que estos horrores se repitan.

Los nuevos indicios fueron ubicados a escasos tres o cuatro metros del primer hallazgo, una distancia irrisoria que demuestra la falta de una metodología forense seria por parte de las autoridades. El colectivo, una vez más, tuvo que tomar la iniciativa. A lo largo de los años, he visto cómo los familiares y los buscadores se convierten en los verdaderos peritos, en los investigadores que no se rinden, mientras las instituciones incumplen sus promesas. La Fiscalía les aseguró que se encargaría de la búsqueda, pero, como suele ocurrir, no hubo seguimiento. Es una lección dolorosamente aprendida: la verdad casi siempre la desentierran las manos de la sociedad civil, no las del Estado.

Los nuevos indicios fueron ubicados aproximadamente a tres metros del primer hallazgo.

Verónica Ponce Rodríguez, integrante del colectivo, detalló que los restos presentan tatuajes, un dato crucial que podría facilitar la identificación. Sin embargo, el verdadero trabajo apenas comienza: la identificación y la devolución digna a las familias. He acompañado procesos donde un simple tatuaje, una cicatriz o una pieza dental es la única clave para devolver un nombre y un apellido a una vida arrebatada. Hasta el momento, no se ha confirmado oficialmente si los restos presentan huellas de violencia específicas, pero el contexto no deja lugar a dudas.

La respuesta inicial, como en tantas otras ocasiones, recayó en la Policía Municipal de Zapopan, atendiendo el reporte al 911. Posteriormente, se sumaron la Policía Estatal y la Guardia Nacional para resguardar el perímetro, un protocolo reactivo que contrasta con la ausencia de una estrategia proactiva de búsqueda. Recuerdo un caso similar donde las “llamadas anónimas”, como las que guiaron este nuevo hallazgo, fueron la única pista en un mar de silencio e indiferencia oficial.

El Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses (IJCF) se encargó del retiro de los restos, que ahora quedan bajo su resguardo. La gran incógnita es si esta vez se realizarán las diligencias periciales con la celeridad y el rigor que las víctimas merecen. El colectivo ha anunciado que continuará con las exploraciones en el lugar, una decisión que habla de su tenacidad y de la desconfianza justificada hacia las instituciones. La verdadera solución no yace sólo en exhumar, sino en un sistema de justicia que prevenga que estas fosas sigan multiplicándose.

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