Hugo Aguilar, el primer indígena en la Suprema Corte de México entre promesas y polémicas

CIUDAD DE MÉXICO — La elección de Hugo Aguilar como ministro de la Suprema Corte de Justicia de México marca un hito histórico, pero ¿realmente garantiza un cambio para los pueblos originarios? Su trayectoria, desde la defensa de derechos indígenas hasta su alineación con el gobierno de López Obrador, plantea interrogantes sobre su independencia.

Con un discurso que resonó en las urnas, este abogado mixteco de 52 años prometió abrir espacios para las comunidades marginadas. Sin embargo, su cercanía con la administración de Morena y su papel en la aprobación de megaproyectos cuestionados lo colocan en una encrucijada. ¿Es este el símbolo de justicia que México necesita?

Testimonios de antiguos colegas, como Sofía Robles de SERmixe, destacan su compromiso inicial: “Tenía convicción y claridad sobre sus raíces”. Pero otros, como el académico Francisco López Bárcenas, advierten: “No es un candidato indígena; es un indígena que resultó candidato”. La diferencia, según expertos, radica en su evolución política.

Documentos revelan que Aguilar participó activamente en consultas populares criticadas por organismos internacionales, avalando obras como el Tren Maya. Romel González Díaz, del Consejo Indígena de Xpujil, recuerda cómo minimizó los impactos negales: “No hubo transparencia”. Ahora, con Sheinbaum reconociendo fallas en esos proyectos, ¿rectificará su postura?

La reforma judicial que lo llevó al poder, impulsada por López Obrador, prometía democratizar la justicia. Sin embargo, con una participación electoral del 13% y acusaciones de sesgo oficialista, ¿es este un triunfo legítimo o una maniobra política? Sergio Sarmiento Silva, experto de la UNAM, sugiere que Aguilar priorizó pragmatismo sobre principios: “Evitó conceptos polémicos para no generar rechazo”.

Mientras Sheinbaum lo elogia como “modesto y brillante”, las comunidades indígenas siguen esperando justicia ante despojos territoriales y falta de representación. La Corte, bajo su posible presidencia, ¿abordará estos temas o repetirá silencios incómodos?

La pregunta final, como plantea González Díaz, es contundente: “¿A quién rendirá cuentas: a Morena o a los pueblos que dice representar?” La respuesta definirá no solo su legado, sino el futuro de la justicia en México.