La Fiscalía General de Justicia del Estado (FGJE) de Sonora, a través de su Dirección General de Servicios Periciales, ha confirmado la culminación del complejo proceso de identificación de las 23 personas fallecidas a causa del devastador incendio en un establecimiento Waldo’s, ubicado en la colonia Centro de Hermosillo. Este trágico suceso, ocurrido el pasado 1 de noviembre, ha conmocionado a la comunidad.

Tras una minuciosa labor forense, las dos últimas personas que permanecían sin identificar han sido plenamente reconocidas. Se trata de un hombre de 63 años, originario de Guadalajara, Jalisco, y una mujer de 38 años, natural de Caborca, Sonora. Este paso es crucial, pues en mi experiencia, poner un nombre a cada vida perdida es el primer consuelo tangible para las familias en medio de la desolación.

La distribución final de este lamentable saldo mortal es desgarradora: dos menores de edad del sexo femenino, cuatro menores de edad del sexo masculino, doce mujeres adultas —una de ellas en estado de gestación— y cinco hombres adultos. Cada número representa una historia truncada, una lección dura sobre la fragilidad de la vida que he visto repetirse en otras tragedias.

¿Qué ocurrió?

Los trabajos de procesamiento en el lugar de los hechos continúan de manera ininterrumpida por parte de la institución. Además de la pérdida de vidas humanas, el siniestro dejó un saldo de 15 personas con lesiones. De ellas, tres permanecen bajo cuidado médico en centros hospitalarios. La gravedad de una de estas situaciones es tal, que se contempla su traslado, en las próximas horas, mediante una ambulancia aérea al vecino estado de Arizona, en los Estados Unidos, en una carrera contra el tiempo por preservar una vida más.