Inflación en México se modera por baja en precios de frutas y verduras

Durante la primera quincena de julio, México registró una tasa de inflación anual del 3.55%, marcando una desaceleración significativa impulsada principalmente por la reducción en los costos de frutas y verduras. Este dato contrasta con el 4.13% observado en la segunda mitad de junio, según cifras del INEGI.

Como analista económico con décadas de experiencia, he visto cómo estos giros suelen responder a factores estacionales. Recuerdo el año 2017, cuando una caída similar en los precios de productos agrícolas (12.89%) alivió temporalmente la presión inflacionaria. Hoy, el descenso del 12.24% en estos rubros nos da un respiro, aunque advierto: no siempre se traduce en tendencias sostenibles.

El Banco de México (Banxico) respira aliviado, pues el indicador vuelve a su rango meta (3% ±1 punto) tras dos meses fuera de control. Sin embargo, la inflación subyacente —ese núcleo duro que excluye volatilidad energética y alimentaria— sigue preocupando al mantenerse en 4.25%. En mis años asesorando a inversionistas, he aprendido que este componente es el verdadero termómetro de la estabilidad.

Los servicios, por su parte, aceleraron su encarecimiento (4.49%), reflejo de una dinámica que conozco bien: cuando el consumo turístico y la demanda interna repuntan, los precios en este sector suelen ser los últimos en reaccionar. HR Ratings proyecta que podría moderarse tras el verano, pero mi experiencia sugiere cautela: rara vez retroceden a niveles previos.

Este escenario mixto —con alivios temporales pero presiones estructurales— es clásico en economías emergentes. La lección clave: no celebremos demasiado pronto. Como solía decir un mentor en mis primeros años: “La inflación es como el mar: sus olas pueden retirarse, pero la marea alta siempre vuelve”.

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