Inflación y virus disparan el precio del pavo en México

La cesta de la compra navideña recibe un impacto directo: el kilo de pavo registra una escalada de precios del 20% al 25% en 2025, según datos del Consejo Mexicano de la Carne (Comecarne). Este incremento responde a una crisis sanitaria global: los brotes de influenza aviar en Estados Unidos, principal proveedor de esta proteína para México, han tensionado la cadena de suministro y disparado los costos.

Esta presión inflacionaria ya modifica los hábitos de consumo. El dato es claro: la ingesta de pavo, ya sea en platillos tradicionales o en forma de embutidos, se contraerá un 11.6% este año. En un mercado donde el 90% de la carne se destina a la charcutería (jamones y salchichas), el ajuste es significativo. Las proyecciones indican un consumo de 166,253 toneladas para 2025, una cifra inferior a la del periodo anterior.

Un mercado dependiente y en reconfiguración

La autosuficiencia es un desafío pendiente. La producción nacional de pavo será de apenas 19,254 toneladas en 2025, con un crecimiento marginal previsto para 2026. Esta cifra evidencia una marcada dependencia de las importaciones, que se estiman en 147,000 toneladas para el presente año, con Estados Unidos como origen casi exclusivo.

El futuro inmediato pinta una lenta recuperación. Para 2026, se anticipa un repunte del 1% en el consumo, alcanzando las 167,833 toneladas, mientras las importaciones también mostrarían una leve alza. Este escenario sugiere una búsqueda de estabilidad en un mercado internacional aún convulso por los efectos residuales de la pandemia aviar.

Lecciones para un sistema alimentario resiliente

Este episodio va más allá del precio de un producto estacional. Pone sobre la mesa la vulnerabilidad de las cadenas de aprovisionamiento globales ante crisis sanitarias y geopolíticas. La disrupción obliga a replantear la estrategia de seguridad alimentaria, impulsando la exploración de proteínas alternativas y la inversión en bioseguridad y producción local sostenible.

La temporada pasada ya mostró tácticas de adaptación: importaciones estratégicas en septiembre y octubre para asegurar inventarios frente a la demanda decembrina. La coyuntura actual es un llamado a la innovación en la agroindustria, integrando tecnología para la trazabilidad, la genética resiliente y modelos logísticos más ágiles, que mitiguen el impacto de futuras disrupciones en la mesa de los consumidores.

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