Inundaciones amenazan con revertir avances contra la pobreza

Un retroceso que se cierne sobre millones

Las recientes inundaciones en el centro de México han desatado una crisis humanitaria cuyas verdaderas dimensiones apenas comienzan a comprenderse. Detrás de las imágenes de calles convertidas en ríos y viviendas destruidas, se esconde una realidad más sombría: el fantasma de la pobreza que acecha a quienes habían logrado escapar de ella.

Los números que preocupan a los expertos

Nuestra investigación revela que en Veracruz, Hidalgo, Puebla, San Luis Potosí y Querétaro -los estados más castigados por las precipitaciones- el 38.1% de la población, equivalente a 8.9 millones de habitantes, ya se encontraba en situación de pobreza antes del desastre natural. Si bien esta cifra representaba 3.5 millones menos que en 2020, según datos del INEGI, los especialistas advierten sobre un preocupante retroceso.

¿Qué sucede cuando una catástrofe climática golpea a quienes apenas habían superado el umbral de la pobreza? José Nabor Cruz, exsecretario ejecutivo del CONEVAL y actual investigador de la UNAM, nos ofrece un testimonio revelador: “En los últimos cinco años, algunos habitantes de los municipios afectados podrían haber superado su estado de pobreza o pobreza extrema, pero lamentablemente por las afectaciones de las fuertes inundaciones, podrían haber retrocedido de nueva cuenta”.

La vulnerabilidad oculta en los municipios

Nuestro análisis de los datos oficiales muestra una realidad alarmante: aproximadamente 3 millones de personas habitaban los 91 municipios más afectados. De esta población, 2 millones -el 67%- ya vivían en situación de pobreza en 2020, según la última medición municipal del extinto CONEVAL.

Pero la verdadera magnitud del problema emerge cuando examinamos caso por caso. En Coyutla, Veracruz, el 84% de la población era pobre hace cinco años. En Espinal, mismo estado, la cifra alcanzaba el 78%. Tianguistengo, Hidalgo, registraba 79% de pobreza, mientras Tlacuilotepec, Puebla, presentaba una tasa del 84%.

Los municipios donde la pobreza supera el 90%

La investigación profundiza en los casos más extremos, aquellos donde la pobreza ya era casi universal antes de las inundaciones. Eloxochitlán, Puebla, presenta la tasa más preocupante: 96% de su población en pobreza. Le siguen Chiconcuautla con 93%, y Tlaola y Hutzilan con 92% cada uno.

¿Por qué estos datos de hace cinco años siguen siendo relevantes? Nabor Cruz lo explica: “Hoy es válido tomar los datos de pobreza a nivel municipal de hace cinco años porque es el último registro que tenemos de información oficial que nos podría servir como punto de referencia”.

Los cuatro factores que determinan el futuro inmediato

Nuestra investigación identifica cuatro elementos críticos que determinarán la profundidad del retroceso social:

Primero, la velocidad de recuperación económica. La destrucción de caminos y carreteras ha paralizado actividades agrícolas, ganaderas y comerciales, generando pérdida inmediata de empleos e ingresos.

Segundo, la reactivación de las vías de acceso, crucial para restablecer servicios públicos esenciales, especialmente educación y salud.

Tercero, el estado de la vivienda. Las inundaciones han provocado pérdidas totales de hogares y colapsado servicios básicos como luz, drenaje y agua potable.

Cuarto, y quizás más urgente, la seguridad alimentaria. La emergencia amenaza con deteriorar tanto la cantidad como la calidad nutricional de la población afectada.

Una conclusión ineludible

Las evidencias recopiladas apuntan a una conclusión contundente: las inundaciones no solo han causado daños materiales visibles, sino que amenazan con borrar años de progreso social en comunidades que ya enfrentaban condiciones de vulnerabilidad extrema. La verdadera tragedia podría no ser lo que hemos visto en las imágenes, sino lo que permanece oculto detrás de los números: el regreso forzado a la pobreza de millones que habían logrado escapar de ella.

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