La agenda oculta tras la visita de Mark Carney a México

La llegada del Primer Ministro canadiense, Mark Carney, al Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) este jueves 18 de septiembre, plantea más interrogantes de las que aparenta. ¿Por qué elegir este aeropuerto para una visita de Estado? ¿Qué mensaje subyacente se envía con esta logística? Las preguntas se multiplican incluso antes de que el canciller Juan Ramón de la Fuente dé la bienvenida al dignatario.

La reunión privada programada en Palacio Nacional con la Presidenta Claudia Sheinbaum se anuncia centrada en la relación bilateral, el T-MEC y las inversiones económicas. Sin embargo, fuentes cercanas a la negociación sugieren que la agenda es más compleja y extensa. Sheinbaum mencionó en su conferencia matutina que Carney no viaja solo; lo acompaña una parte clave de su gabinete, una movilidad que indica discusiones de mayor calado, más allá de los comunicados oficiales.

¿Qué temas específicos de la modernización del T-MEC estarán realmente sobre la mesa? ¿Se negociarán acuerdos paralelos en sectores estratégicos como energía, tecnología o seguridad? La mención de la Presidenta sobre “visas especiales de trabajo” para mexicanos abre una línea de investigación: ¿implica esto una nueva política migratoria bilateral o responde a intereses económicos específicos de sectores que requieren mano de calificada?

El anuncio de una conferencia de prensa conjunta seguida de un encuentro con empresarios canadienses y mexicanos confirma que el núcleo de esta visita gira en torno al capital y los negocios. Pero la verdadera investigación periodística debe ir más allá: ¿quiénes son esos empresarios? ¿Qué conglomerados representan? ¿Se están fraguando acuerdos comerciales que beneficien a unos cuantos bajo el paraguas de la cooperación bilateral?

La persistente opacidad que rodea los detalles concretos de estas conversaciones de alto nivel alimenta el escepticismo. Esta visita no es una mera cortesía diplomática; es un movimiento calculado en el tablero geopolítico y económico de Norteamérica. Las verdaderas resoluciones, aquellas que impactarán la economía nacional y la relación con nuestro socio del norte, probablemente se negocien a puerta cerrada, lejos de los flashes y los micrófonos. La ciudadanía merece transparencia sobre los compromisos que se están adoptando en su nombre.

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