La alcaldía declara victoria épica sobre puestos ambulantes

En un acto heroico que haría palidecer a los doce trabajos de Hércules, la Alcaldía Cuauhtémoc anunció hoy la reconquista de 30 centímetros de banqueta en Buenavista, territorio que durante décadas estuvo bajo el yugo opresor de sombrillas desplegables y puestos de tamales. La operación “Libertad de tránsito (versión miniatura)” requirió el despliegue de tres camionetas oficiales, doce funcionarios con chalecos reflectantes y un comunicado de prensa redactado en burocrático épico.

“Hoy escribimos historia”, declaró un portavoz mientras barría migajas de bolillo con la solemnidad de quien limpia el campo después de Waterloo. “Estas 2.4 toneladas de mostrencos eran el último bastión del caos urbano”. Los comerciantes, convertidos por arte de magia institucional en voluntarios entusiastas, celebraron su propio desalojo limpiando las mismas banquetas que ocupaban hasta ayer, en lo que los analistas ya denominan el síndrome de Estocolmo municipal.

Mientras tanto, en Santa María la Ribera, cinco estructuras fuera de norma (léase: puestos que osaron ser 5 cm más anchos que el decreto A-742/19) fueron desterradas al inframundo de los depósitos gubernamentales, donde yacen otros rebeldes como carritos de hot dogs y puestos de revistas. La alcaldía promete que los 2,660 m² liberados serán destinados a su uso original: que los ciudadanos puedan esquivar baches y postes de luz con mayor comodidad.

Expertos en urbanismo satírico señalan que este operativo forma parte de la trilogía burocrática que continuará con “La batalla de los parabrisas sucios” y “El ataque de los toldos semiclandestinos”. Mientras tanto, los vecinos aguardan ansiosos el próximo capítulo: ¿Lograrán las autoridades que el metro no colapse a las 8 am o eso ya sería pedir milagros?