La alianza PRI-PAN domina en Durango con resultados ajustados

La democracia en Durango escribió un nuevo capítulo, donde cada sufragio se convirtió en un acto de poder ciudadano. Con el 95% de las actas escrutadas, la coalición PRI-PAN emerge como fuerza dominante, conquistando 14 municipios, incluyendo plazas estratégicas como Durango y Lerdo. Pero este no es un triunfo convencional: es un recordatorio de que la política moderna se juega en márgenes microscópicos.

Mientras Morena y sus aliados (PVEM-PT) celebraron victorias en 14 municipios, incluyendo Gómez Palacio, el verdadero drama se desarrolló en tres batallas electorales donde la diferencia se midió en unidades. Mapimí escribió la crónica más épica: un solo voto separa a los contendientes. ¿Podría imaginarse un sistema más perfecto para demostrar el valor absoluto de cada ciudadano?

San Bernardo y Nazas completan este cuadro de tensión democrática, con diferencias de 2 y 4 votos respectivamente. Estos resultados no solo reflejan la polarización política, sino que plantean preguntas revolucionarias: ¿Estamos presenciando el ocaso de los grandes márgenes electorales? ¿Se convertirá la política futura en una ciencia de precisión matemática?

Este escenario invita a reinventar las estrategias políticas tradicionales. En lugar de campañas masivas, ¿deberían los partidos enfocarse en microsegmentación de electores? La elección duranguense demuestra que en la era de la hiperconectividad, hasta el voto más solitario puede inclinar la balanza del poder.

Más que un simple conteo de votos, estos resultados preliminares son un laboratorio vivo de democracia radical, donde la voluntad popular se expresa sin intermediarios. ¿Será este el futuro de las contiendas electorales: batallas campales decididas por márgenes mínimos que exigen recuentos milimétricos?