La autopista donde los bandidos cobran peaje con pistola en mano

En un audaz ejemplo de privatización de la seguridad pública, emprendedores armados han inaugurado su propio puesto de cobro alternativo en la Autopista Monterrey-Saltillo, demostrando mayor eficiencia que las autoridades al interceptar automovilistas antes de que lleguen a la caseta oficial.

Estos ejecutivos de la industria del susto, vestidos de civil pero con luces policiales de juguete, ofrecen un innovador plan de pagos flexibles: “Por las buenas o por las malas”, según testimonios de usuarios satisfechos (o más bien, aterrorizados).

El servicio premium incluye: despojo express de joyas, efectivo y dispositivos móviles, con la opción de extorsión personalizada cuando el cliente no lleva suficiente efectivo. “Nos dijo que 25 mil pesos era el mínimo para usar la autopista segura”, relató un afortunado sobreviviente.

Lo más conmovedor es el compromiso ecológico de estos antisociales: operan en horario diurno para ahorrar energía en sus luces intermitentes, y reutilizan vehículos compactos para reducir su huella de carbono.

Las víctimas elogian la eficiencia del sistema: mientras la Fiscalía tarda meses en resolver casos, estos emprendedores resuelven transacciones en minutos. Eso sí, el servicio post-venta es inexistente: al denunciar en la caseta oficial, los empleados se limitaron a encogerse de hombros, demostrando así la perfecta coordinación público-privada.

Este innovador modelo de negocio ya cuenta con al menos tres reseñas de cinco estrellas (en forma de denuncias públicas), consolidando a Santa Catarina como vanguardia en economía extractiva. ¿Será cuestión de tiempo antes de que instalen su propia app: UberRobo?