Una proyección que confirma la tendencia que hemos vivido
Tras décadas observando los altibajos de nuestra industria, el reciente pronóstico de Airbus no me sorprende, pero sí me emociona. Confirma una tendencia que muchos hemos palpado en la última década: el tráfico de pasajeros aéreos en México está destinado a duplicarse en los próximos veinte años. Pasar de 103.5 millones de viajeros en 2024 a 215.6 millones en 2044 no es solo un número; es la materialización de un cambio social y económico profundo que hemos visto germinar.
Los motores reales del crecimiento: más allá de las cifras
La firma europea atribuye este salto a la expansión económica, el crecimiento de la clase media y una mejor conectividad. Desde mi experiencia, puedo añadir que el factor clave es un cambio cultural. Recuerdo cuando volar era un lujo excepcional; hoy, es una herramienta de trabajo y un medio para reunir familias. La previsión de que los viajes per cápita pasen de 0.6 a 1.2 anuales refleja esta normalización del avión en la vida del mexicano, un logro colectivo de la industria.
La verdadera oportunidad está en casa y la región
El informe detalla que la demanda será sólida en todos los frentes, pero aquí reside una lección crucial para inversionistas y aerolíneas: el crecimiento más explosivo no vendrá de los vuelos transoceánicos, sino de los viajes domésticos y regionales. Las cifras son elocuentes: se prevé un aumento del 148% en el tráfico interno y del 146% en el regional, frente a un 60% en el internacional. Esto nos dice que la prioridad debe ser fortalecer la red interna y conectar mejor con Latinoamérica, un mercado con un potencial aún subestimado.
El desafío operativo: más y mejores aeronaves
Para sostener este boom, el desafío infraestructural es monumental. Airbus calcula que la flota de aviones comerciales necesaria debe crecer un 64%. La sabiduría práctica nos señala que, como ha ocurrido en otros mercados maduros, la columna vertebral de este crecimiento serán los aviones de pasillo único. Su eficiencia operativa y flexibilidad para rutas de corto y mediano alcance los hace indispensables. La lección es clara: la estrategia de flota debe ser ágil y enfocada en la rentabilidad por ruta, no en el prestigio de operar aviones grandes.
Este panorama no es solo un pronóstico optimista; es una hoja de ruta y una llamada a la acción. Exige inversión en infraestructura aeroportuaria, formación de talento y políticas públicas visionarias. La historia que cuenta Airbus es la de un México más conectado, y está en nuestras manos convertir esa proyección en una realidad bien gestionada y sostenible.
















