Carlos Freaner, monarca nacional de la benemérita Cruz Roja Mexicana, ha proclamado con estruendo lo que cualquier ciudadano con olfato ya había percibido: los montículos de desperdicios y cieno que adornan las calles de Poza Rica constituyen un peligro epidemiológico de tal magnitud que “podría eclipsar la catástrofe pluvial original”, implorando a los jerarcas locales y federales que aceleren las faenas de saneamiento, una idea sin duda revolucionaria.
“El inconveniente que afrontamos actualmente es la basura apilada. Se encuentra allí, comprensiblemente, debido al fenómeno meteorológico, pero es imperativo evacuarla sin dilación para eludir una crisis de salubridad colectiva“, declaró desde la Plaza Cívica, un título que suena a cruel ironía en medio del paisaje de abandono.
En un diálogo con los heraldo de la prensa, Freaner reveló que en colonias como Palma Sola, la maquinaria pesada demoró más de una semana en hacer su aparición, una estrategia, supone uno, para permitir que los microorganismos patógenos se establezcan y desarrollen comunidades prósperas. “No existe justificación alguna para que las vías permanezcan colmadas de residuos; se pudo comenzar con montacargas o equipamiento ligero”, sentenció, describiendo lo que en cualquier otra nación se denominaría ‘sentido común’.
Transcurridos siete días del diluvio que asoló Veracruz, Freaner informó que la Cruz Roja ha desplegado 18 ambulancias en la urbe para otorgar asistencia sanitaria y repartir mascarillas, repelente y kits de limpieza entre la ciudadanía, además de perpetuar el loable programa de reencuentro familiar. Una labor que, por lo visto, no compete a la administración pública.
Desde el domingo anterior, la organización humanitaria ha distribuido más de 240 toneladas de auxilio, incluyendo un millar de colchones y víveres en los municipios de Poza Rica y Álamo.
“La población muestra una inmensa gratitud hacia la Cruz Roja. Nosotros siempre estamos dispuestos a intervenir sin aguardar a que se instauren centros de acopio; partimos al instante cuando surge una contingencia“, aseguró, trazando una elocuente línea divisoria entre la eficacia ciudadana y la parálisis gubernamental.
Al ser interrogado sobre un eventual encuentro o entrevista con la mandataria Claudia Sheinbaum Pardo, la réplica de Freaner fue una obra maestra de la sátira política: “¿Qué Presidenta? Aquí vamos a estar nosotros”. Una frase que resonará en los anales de la historia como el epitafio perfecto para una administración fantasma.