El Gran Teatro de la Inacción Climática
En el sublime reino de México, los desfalcos ecológicos superan ya los cien mil millones de pesos anuales, una cifra que los burócratas pronuncian con la misma solemnidad con que un verdugo anuncia la hora del ajusticiamiento. He aquí la gran paradoja moderna: más del 70% de la población habita en zonas de sacrificio, mientras la élite ilustrada discurre sobre justicia ambiental en salones alfombrados.
“Estos datos confirman que la hecatombe climática es también un festín dialéctico y un negocio redondo que exige respuestas basadas en discursos, cócteles y ecopostureo institucional”, declaró una eminencia académica durante el XV Congreso de la Autocomplacencia Verde, celebrado paradójicamente con aire acondicionado a todo volumen.
El Ritual de los Augures Climáticos
Mientras los ríos se secan y los bosques arden, los sumos sacerdotes del catastrofismo se reúnen en rituales congresuales donde el calentamiento global se mide en canapés consumidos y fotocopias distribuidas. Los fenómenos meteorológicos extremos han encontrado su contraparte perfecta en los discursos burocráticamente extremos que azotan las regiones costeras con igual ferocidad que los huracanes.
La Sagrada Escritura de los Termómetros
Los oráculos internacionales han revelado con pomposa gravedad que el planeta ha desarrollado fiebre: 1.2 grados de fiebre capitalista por encima de los niveles en que la humanidad era feliz cazando mamuts. El año 2024 fue declarado oficialmente el más sofocante de la historia, no solo por los termómetros sino por la retórica de los expertos. México, fiel a su tradición de superar expectativas, se calienta más rápido que el café de los funcionarios durante estas urgentes reuniones.
Así funciona el gran mecanismo de la inutilidad ecológica: mientras las costas se erosionan y los campesinos emigran, los think tanks producen papers que pronostican el fin del mundo justo después del coffee break.


















