Conéctate con nosotros

Nacional

La burocracia contra el narco un taller de homologación

Un nuevo taller binacional promete estandarizar la forma de encontrar lo que todos saben que está ahí, pero que nadie puede detener.

Avatar

Publicado

en

En un alarde de cooperación internacional que sin duda dejará temblando los cimientos del crimen organizado, las burocracias de México y Estados Unidos se han unido en una épica cruzada: la estandarización de lo obvio. La Oficina de Asuntos Antinarcóticos (INL) y la Fiscalía General de la República (FGR) han impartido un magistral taller para la detección de fentanilo, una sustancia que, al parecer, hasta ahora se identificaba mediante adivinación y lectura de cartas tarot.

El curso, dirigido a los sumos sacerdotes de los laboratorios periciales, se celebró en el imponente centro de entrenamiento “La Muralla”. Un nombre ciertamente apropiado, pues simboliza la eficacia de un muro infranqueable para detener… el papeleo.

El objetivo declarado es “homologar procesos” y “establecer un estándar en la obtención de evidencia”. En lenguaje mortales, esto se traduce en que, por fin, todos los informes que certifiquen la presencia de la droga que inunda las calles serán idénticos en sus márgenes, tipo de letra y protocolo de firma. Las organizaciones criminales, conocedoras del pavor que les inspira un documento debidamente foliado, ya están en retirada.

Este monumental esfuerzo burocrático, nos aseguran, “debilitará a las redes criminales”. Sí, porque nada aterroriza más a un capo que un formulario llenado en triplicado, una acta notariada o un proceso de promoción de colaboración debidamente protocolizado. El narco puede tener ejércitos, arsenales y billones de dólares, pero carece de lo más letal: un comité de homologación.

Es la vieja estrategia de ganar la guerra con actas, minutas y cafés amargos servidos en vasos de unicel. Mientras el fentanilo sigue fluyendo como un río desbocado, nuestros héroes sin capa se enfrascan en la titánica tarea de decidir si la muestra se cataloga como “A” o “B”, y si el informe final va con sangría francesa o española. La impunidad, desde luego, tiembla ante tal demostración de fuerza administrativa.

Este taller es, en definitiva, el perfecto alegato de nuestra era: la parálisis por el análisis, la victoria del procedimiento sobre el resultado, la gloriosa batalla que se gana en el PowerPoint mientras se pierde en las calles. Un triunfo absoluto de la forma sobre el fondo.

Anuncio

Ultimas Publicadas

Anuncio

Lo mas visto del día