La Gran Peregrinación del Formulario: Del Papiro al Pixel
En un acto de modernidad tan revolucionario que haría palidecer a Gutenberg, el Instituto Nacional de Migración ha anunciado solemnemente que, a partir del próximo 26 de noviembre, el formato de migración emprenderá su propia travesía hacia el ciberespacio. El papel, ese vetusto material que durante siglos ha servido fielmente a la burocracia mundial, será jubilado y enviado a un museo de antigüedades administrativas.
El gran pontífice de esta transformación, Sergio Salomón Céspedes, proclamó el advenimiento del formato digital como si anunciara el descubrimiento del fuego. Este hito, nos aseguran, forma parte del grandioso proceso de digitalización emprendido por el gobierno mexicano, una odisea tecnológica que nos transporta directamente al siglo XXI, con la misma velocidad con la que una carreta avanza en hora pico.
La Agencia de Transformación Digital, en un comunicado que rezuma solemnidad, ha jurado y perjurado que el nuevo formulario contiene la misma información y posee idéntica validez que su antecesor de papel. Una revelación que, sin duda, dejará boquiabiertos a aquellos que creían que los bits carecían del alma y la gravedad de la tinta y el papel membretado.
El Santo Grial Digital: Instrucciones para el Peregrino Moderno
Para navegar este nuevo y laberíntico mundo, el ciudadano deberá iniciar una búsqueda casi caballeresca del místico código QR. Estos emblemas sagrados serán desplegados en todos los aeropuertos internacionales, como altares digitales donde el viajero deberá hacer su ofrenda de datos. El portal oficial, inm.gob.mx/fem/, servirá como el oráculo principal.
El ritual ofrece dos caminos: el iniciado puede usar su cuenta Llave MX, una suerte de llave maestra que promete abrir las puertas del paraíso burocrático con mayor celeridad. Para los profanos o los que desconfían de estos nuevos credos, permanece la opción de rellenar el formulario manualmente, un acto de fe que probablemente consumirá la misma cantidad de tiempo que tomaría aprender a programar.
Así, con la pompa de quien ha descubierto la rueda, la maquinaria estatal avanza, demostrando una vez más que ningún proceso es tan simple que no pueda ser complicado, y ninguna tradición burocrática es tan sagrada que no pueda ser trasladada a un servidor que probablemente colapsará el 26 de noviembre.















