La búsqueda de personas exige una revolución más allá de las reformas

¿Y si el verdadero avance no está en los informes, sino en desmantelar el sistema que permite desaparecer?

La afirmación de que las reformas en materia de desaparición “van bien” no es un punto final, sino el inicio de una pregunta incómoda. ¿Estamos parchando un sistema obsoleto o estamos construyendo uno radicalmente nuevo? La visión disruptiva exige que dejemos de contar procedimientos y comencemos a medir el impacto en vidas restituidas y en la erradicación de la impunidad estructural.

La CURP Biométrica: ¿Un escudo digital o la semilla de un nuevo paradigma?

La implementación de la CURP biométrica y la certificación ISO-9000 son pasos técnicos. La verdadera innovación reside en transformar esa data en inteligencia predictiva y preventiva. Imagina un sistema que no solo identifique, sino que analice patrones de riesgo y active alertas comunitarias antes de que ocurra una desaparición. La tecnología debe ser un puente hacia la justicia, no un archivo digital de la tragedia.

Los colectivos: no solo colaboradores, sino arquitectos del nuevo modelo

Reconocer a los colectivos es necesario, pero insuficiente. El pensamiento lateral propone algo revolucionario: ¿Y si les transferimos formalmente la capacidad operativa y presupuestaria? Ellos, con su conocimiento tácito y su red de confianza, han demostrado ser más ágiles y efectivos que las burocracias tradicionales. La disrupción significa invertir la pirámide: que el Estado les provea recursos y se ponga a su servicio, no al revés.

De atender síntomas a erradicar causas: un giro copernicano

El programa de “Atención a las Causas” debe ser más que la suma de programas existentes. Requiere una conexión de puntos aparentemente inconexos: la economía informal, la fractura del tejido social, la corrupción local. La solución no está solo en buscar mejor, sino en crear un ecosistema donde desaparacer a alguien sea materialmente imposible y socialmente inaceptable. Eso exige una ingeniería social audaz, donde cada política pública sea evaluada por su contribución a la cohesión comunitaria.

La meta no es tener buenos resultados en las estadísticas de búsqueda. La meta, visionaria y necesaria, es volver obsoleta la propia necesidad de buscar. Ese es el horizonte que debe guiar cada reforma, cada tecnología y cada alianza. ¿Nos atrevemos a pensarlo?

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