La captura ejemplar de un engranaje criminal desechable

La captura ejemplar de un engranaje criminal desechable

En el glorioso marco de la Estrategia de Seguridad “Colima Seguro” – un nombre tan esperanzador como llamar “Oasis” a un desierto de sal –, los intrépidos paladines de la Secretaría de Marina (Semar) lograron una hazaña sin precedentes: la captura en Manzanillo, Colima, de Jaime Tonatiuh “N”, alias “El Pilas” o “X7”, un titán de 26 años cuya peligrosidad solo es comparable a la creatividad de sus apodos. Este presunto miembro del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) era, según los comunicados oficiales, un generador de violencia de segundo nivel, un puesto burocrático en el infierno que implica todos los riesgos y ninguna de las prestaciones.

El currículum vitae del ciudadano Jaime Tonatiuh es, cuando menos, diverso: antecedentes por delitos contra la salud (el eufemismo favorito del Estado para no decir “vendedor de sueños químicos”), por drogarse en vía pública (una falta de civismo imperdonable) y por violencia familiar. Un ciudadano ejemplar, sin duda, forjado en el crisol de las oportunidades que nuestro próspero México ofrece a su juventud.

En el organigrama de la corporación delictiva, “El Pilas” operaba como subalterno de “La China“, quien a su vez fungía como halcón y sicario, demostrando una admirable versatilidad laboral en un mercado tan competitivo. Esta prometedora carrera estaba enmarcada en una estructura liderada por el señor Giancarlo “N”, alias “Raptor“, y operada por Francisco “N”, alias “Chacalo“. Esta eficiente pequeña y mediana empresa, especializada en servicios de halconeo y distribución de narcóticos en Manzanillo, ha sido vinculada a diversos homicidios y ejecuciones donde se empleaba un modus operandi de notable eficacia logística: el desmembramiento y traslado de cuerpos en vehículos particulares, una solución de economía colaborativa aplicada a la gestión de residuos orgánicos.

La monumental detención de este pez, no tan grande pero lo suficientemente visible, ocurrió durante patrullajes en la colonia Lomas del Mar. El botín de guerra consistió en 68 dosis de metanfetamina y una bolsa de plástico, un golpe tan contundente al crimen organizado que, sin duda, mañana amaneceremos en un país nuevo. “El Pilas” fue puesto a disposición de las autoridades para la integración de la carpeta de investigación, un documento que probablemente engrose el archivo de una guerra eterna donde se capturan soldados rasos mientras los generales brindan con champán. Un triunfo más en la interminable comedia de la seguridad nacional.

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