La carrera contra el socavón en Iztapalapa una lección de resiliencia

En esta labor, he sido testigo de cómo la tierra puede abrirse en segundos y cambiar la vida de una comunidad para siempre. Una familia, evacuada de su vivienda ubicada frente al hundimiento de diez metros de diámetro y nueve de profundidad en la colonia Renovación, en la alcaldía Iztapalapa, logró rescatar algunas de sus posesiones más preciadas tras dos angustiosos días de incertidumbre.

Relataron que el domingo tuvieron que abandonar su hogar en la Avenida 5, a la altura de la Calle 4, de manera abrupta, sin la más mínima oportunidad de llevarse sus enseres. Esa sensación de impotencia es algo que, por desgracia, he visto repetirse en demasiadas emergencias.

Finalmente, alrededor de las 14:00 horas de este día, el personal de la Secretaría de Protección Civil de la alcaldía les concedió el visto bueno para realizar una extracción rápida y selectiva de las pertenencias que consideraran absolutamente indispensables. La logística en estos operativos es crucial; se trata de equilibrar la urgencia con la seguridad.

“Nos permitieron sacar rápido algunas cosas, pero no fueron todas. Estamos aprovechando esta ventana de oportunidad porque son artículos de primera necesidad”, comentó un integrante del grupo familiar que prefirió mantener el anonimato, una decisión comprensible dada la vulnerabilidad del momento.

En un lapso crítico de apenas treinta minutos, la madre, la abuela, el hijo, tres vecinos solidarios y otros tres trabajadores de Protección Civil realizaron una labor titánica. Extrajeron de la vivienda prendas de vestir guardadas en bolsas, así como algunas maletas que, en sus propias palabras, “es lo que vamos a necesitar para sobrellevar lo que se viene”. He aprendido que en estos momentos, lo material adquiere un valor relativo; solo importa lo que te mantiene con dignidad al día siguiente.

Sobre hombros, en brazos o en la espalda, esta familia logró rescatar un testimonio de su vida: zapatos, trajes, playeras, chamarras, tanques de gas, algunas sillas, pantallas, monitores y computadoras. Cada objeto salvado es una pequeña victoria contra la adversidad.

“Fue muy improvisado”, admitió el integrante de la familia, quien permanecía en guardia para vigilar las pertenencias apiladas en la vía pública, mientras su madre y abuela se encargaban de transportarlas hacia su alojamiento temporal utilizando carritos de supermercado. La improvisación, aunque no es ideal, suele ser la única herramienta disponible en las primeras horas de una crisis.

Esta familia forma parte de las veintisiete personas, distribuidas en cinco lotes, que fueron desalojadas preventivamente debido al riesgo latente que representaban sus inmuebles por la expansión del socavón, el cual pasó de cinco a diez metros de diámetro. Aunque la alcaldesa de Iztapalapa, Aleida Alavez, indicó que los estudios estructurales aún están pendientes, la experiencia me dicta que en geotecnia, más vale prevenir que lamentar. La tierra no avisa dos veces.

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