La CNTE abandona el Zócalo pero deja atrás basura y promesas de regresar

CIUDAD DE MÉXICO.— El Zócalo capitalino amaneció este sábado como un campo de batalla posmoderno: entre montañas de desechos, botellas de alcohol y latas de cerveza brillaban bajo el sol mientras equipos de limpieza trabajaban a marchas forzadas. “En lugar de libros, encontré decenas de botellas de tequila y vino”, reveló un barrendero mientras los últimos manifestantes desmontaban sus campamentos.

La CNTE levantó su plantón tras 24 días de movilizaciones que incluyeron bloqueos en Reforma, disturbios en sedes gubernamentales y hasta la apropiación simbólica de un vehículo oficial. Sin embargo, su retirada no significó rendición: “Volveremos con el triple de fuerza”, advirtió Yenni Pérez, líder de la Sección 22, mientras sonaba de fondo un himno accidental: “La farsante” de Juan Gabriel.

El conflicto educativo dejó más que eslóganes. Las cámaras captaron lo que las redes sociales amplificaron: profesores disfrazados de esqueletos sobre zancos, mobiliario público destruido y ese coche blanco de la SEP convertido en instalación artística involuntaria, con neumáticos desinflados y grafitis sindicales.

Mientras los líderes denunciaban “linchamientos mediáticos” y exigían la abrogación de la Ley del ISSSTE, las calles contaban otra historia. Una donde el activismo digital compitió con el olor a basura fermentada, donde cada botella vacía se convirtió en metáfora de diálogos estancados. La Cuarta Transformación enfrenta su propia paradoja: maestros que usan TikTok para convocar marchas pero dejan rastros analógicos de su paso.

El repliegue no trajo soluciones. Solo la promesa de un próximo capítulo en esta batalla por la educación pública, donde ni los drones sobrevolando el Zócalo ni los hashtags trendings lograron ocultar una verdad incómoda: cuando los manifestantes se fueron, lo único que quedó en pie fue el asta bandera… y toneladas de residuos para reciclar.