La CNTE y el gobierno repiten el guion del diálogo eterno sin acuerdos

En un espectáculo que ya parece comedia burocrática en bucle, la CNTE y el Gobierno federal volvieron a protagonizar su ritual de sordos: diálogos infructuosos acompañados de bloqueos estratégicos, como si las calles cerradas fueran metáforas de mentes igualmente impenetrables.

Los iluminados líderes magisteriales, tras escuchar la misma cantaleta gubernamental —”congelaremos la edad de jubilación, prometemos comisiones y haremos desaparecer cosas”—, decidieron que, en lugar de aceptar el déjà vu, llevarían el asunto a consulta con sus “bases”, eufemismo elegante para “seguiremos bloqueando hasta que el ISSSTE se convierta en un unicornio”.

Mientras tanto, en un acto de sincronización poética, los maestros bloquearon Paseo de la Reforma como si fuera un performance artístico: ocho horas de caos vehicular, Metrobús paralizado y ciudadanos preguntándose si esto cuenta como educación cívica práctica. El mensaje es claro: “Si no nos dan lo que queremos, nadie llega a su trabajo” —una lección de solidaridad laboral, sin duda.

Lo único que avanza aquí es el catálogo de excusas: el gobierno ofrece parches legales, la CNTE amenaza con más disturbios, y los contribuyentes pagan la función. ¿Reforma educativa? Mejor reformen el guion, porque este ya huele a rerun de telenovela.