Una Tormenta Perfecta Frena las Alas de la Conexión Continental
CIUDAD DE MÉXICO. La vital arteria aérea que une a México y Estados Unidos, históricamente una de las más transitadas del planeta, muestra síntomas de un enfriamiento preocupante. Expertos consultados señalan que este fenómeno no es una casualidad, sino el resultado directo de un cóctel tóxico: políticas migratorias volátiles que generan incertidumbre y una contracción en el flujo de remesas, la savia económica de muchas comunidades.
Los datos de la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC) son elocuentes: entre enero y octubre, el flujo de pasajeros alcanzó 32.8 millones, una cifra que representa 81 mil viajeros menos que en el mismo lapso del año anterior. La paradoja reside en que, mientras los viajeros disminuyen, los vuelos aumentan. El volumen de operaciones creció un 4%, llegando a 251,793 vuelos. Esto solo puede leerse de una manera: las aeronaves están despegando con más asientos vacíos.
Fabricio Cojuc, consultor independiente de aviación, cuantifica este desfase: el factor de ocupación en las rutas bilaterales se ha desplomado un 10%. “Las aerolíneas mantienen o incluso incrementan la oferta de vuelos en un mercado que se ha suavizado”, explica. ¿La estrategia? Una jugada defensiva para proteger rutas históricamente rentables y blindar el espacio aéreo de la llegada de nuevos competidores, incluso si eso significa volar con menor rentabilidad en el corto plazo.
El temor es un pasajero invisible en estas rutas. Muchos potenciales viajeros posponen sus planes ante el fantasma de encontrarse con situaciones incómodas o imprevistas en los controles fronterizos, un clima de cautela que disuade la movilidad.
Las Rutas que Más Resienten la Caída
El impacto no es uniforme. Algunos corredores aéreos sufren más que otros. La ruta entre Chicago y Cancún lidera la contracción con una caída del 15%. Le sigue el enlace Los Ángeles-Guadalajara, con una disminución del 8.6%. Otras conexiones clave como Dallas-Cancún y Ciudad de México-Houston retrocedieron un 5% cada una, pintando un mapa de conectividad bajo presión.
El Peso de la Economía y el “Superpeso”
Antonio Hernández, director de Análisis en Actinver, corrobora que el sentimiento de cautela por las políticas migratorias es un factor clave. Sin embargo, la ecuación tiene otra variable crítica: las remesas.
- El envío de divisas hacia México cayó a su nivel más bajo desde 2009, secando un recurso fundamental para financiar viajes de reunificación familiar.
- Estados como Zacatecas, Guanajuato, Michoacán y Guerrero, cuya dinámica económica depende en gran medida de estos recursos, ven cómo se esfuma el capital para visitar a sus seres queridos al norte de la frontera.
- “Si se cierra la llave del dinero y, además, el peso mexicano se fortalece frente al dólar, el viaje se posterga. Simplemente, no alcanza”, sintetiza Cojuc.
- La desaceleración económica general amplifica el efecto, haciendo que incluso quienes no reciben remesas prioricen el ahorro sobre la movilidad internacional en un contexto de estancamiento.
Este no es solo un problema de estadísticas aeronáuticas; es un termómetro de la relación bilateral. La conectividad aérea se reduce, reflejando un distanciamiento más profundo impulsado por la incertidumbre política y la fragilidad económica. Las alas que unen a estas dos naciones necesitan más que combustible: requieren certidumbre y prosperidad compartida para volver a elevarse.









