La construcción en México enfrenta un retroceso mensual

Lecciones desde la trinchera: entendiendo el freno del sector

He visto muchos ciclos a lo largo de mi carrera en la industria de la construcción, y los datos del Inegi para septiembre confirman una sensación que muchos colegas hemos tenido en el campo: el freno es real. Un retroceso mensual del 1.5% en el valor de la producción no es solo un número en un informe; es la materialización de retrasos en las obras, de reuniones de reprogramación y de la ansiedad que se siente cuando las grúas se detienen.

El valor de la producción de las constructoras en México registró en septiembre un retroceso mensual de 1.5%.

CIUDAD DE MÉXICO. La desaceleración del sector constructor es palpable. Recuerdo épocas donde los avances, aunque moderados, eran constantes. Lo que vemos ahora es un recordatorio de la fragilidad de nuestra recuperación.

Un análisis más allá de los números

La estadística revela que dos de los seis grupos de empresas constructoras reportaron números en rojo. Esta no es una recesión generalizada, sino un golpe selectivo. En la práctica, esto significa que mientras algunos nichos se mantienen a flote, otros se hunden, arrastrando consigo el promedio general. La lección aquí es que ya no se puede hablar del sector de la construcción como un monolito; su desempeño es cada vez más fragmentado.

Los sectores más golpeados: una mirada desde la experiencia

La caída del 13.8% en las obras de petróleo y petroquímica no me sorprende. He trabajado en esos megaproyectos energéticos y suelen ser los primeros en sufrir con los ajustes presupuestales. Son proyectos con una altísima inercia; cuando se detienen, la caída es estrepitosa. La volatilidad de este segmento es un mal crónico que hemos aprendido a gestionar, aunque nunca deja de doler.

Por otro lado, el retroceso del 4.0% en transporte y urbanización toca una fibra más sensible. Son obras que la ciudadanía ve y necesita directamente. He aprendido que los retrasos aquí rara vez son por falta de capacidad técnica. Casi siempre se trata de laberintos administrativos, cambios en las administraciones públicas o procesos de licitación que se alargan más de lo previsto. Es la parte menos glamorosa, pero más determinante, de nuestro trabajo.

El horizonte: ¿recuperación a la vista?

Los analistas prevén una posible recuperación, y con base en mi experiencia, tienen razón… con un enorme “depende”. El cierre de año suele traer un último impulso, pero he visto demasiados “pronósticos optimistas” desvanecerse por la lentitud en la desembolsación de la inversión pública o por la cautela de la inversión privada. La construcción no se reactiva con un interruptor; es una cadena de suministro, logística y confianza que necesita tiempo para volver a engranarse.

En definitiva, el desempeño de septiembre es una llamada de atención. Nos confirma que los desafíos para un crecimiento sostenido son estructurales. La teoría dice que con inversión se resuelve; la práctica nos ha enseñado que se necesita además agilidad, previsión y, sobre todo, una dosis de realismo que solo dan los años en el sector.

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