La coreografía del absurdo en el diálogo de sordos
La Santísima Trinidad del Descontento declara: el gobierno sufre de una ceguera táctil congénita para palpar las angustias populares.
En un sublime ejercicio de tautología nacional, los apóstoles del volante y los sumos sacerdotes del agro profetizaron este martes que perpetuarán el sacramental bloqueo de vías, arguyendo que el gobierno federal padece de una insensibilidad crónica, comparable solo a la de un muro de granito. Juraron, con la mano en el corazón y la otra en el claxon, que sus protestas son tan apartidistas como un torneo de ajedrez entre estatuas, desprovistas de cualquier intención política, salvo, claro está, la de paralizar el país para ser escuchados.
Una delegación de la ANTAC, el Frente Nacional para el Rescate del Campo Mexicano y el Movimiento Agrícola Campesino, en una peregrinación cuasi religiosa, se presentó en el sanctasanctórum de la Secretaría de Gobernación. Allí, frente a los sumos pontífices de la burocracia, Julio Berdegué y César Yáñez, se celebró la mascarada dialéctica. El coloquio, naturalmente, fue suspendido y declarado en receso perpetuo, ante la absoluta incapacidad de progresar, un récord de eficiencia en la administración pública.
El esperpento de la respuesta oficial
Los profetas de la rebelión cívica rechazaron con estruendo la herejía de que los bloqueos hubieran cesado, acusando al gobierno de emplear la ancestral estrategia del divide et impera, intentando fragmentar su sagrada unidad. Mientras exigían pan, combustible y soluciones tangibles, las autoridades, desde su Olimpo, suplicaron la libre circulación, como si rogaran a las nubes que dejen de llover. Los manifestantes, héroes de esta tragicomedia, juraron persistir en su gesta hasta que las musas burocráticas les concedan una respuesta, en una próxima sesión que promete ser tan fructífera como regar el desierto con un gotero.
