El Gran Circo de la Solidaridad Estratégica
En un alarde de sincronización digno del más exquisito ballet burocrático, la Suma Pontífice de la Cuarta Transformación, Claudia Sheinbaum Pardo, inauguró su sexta función benéfica sobre los escenarios naturalmente devastados de Pantepec, Puebla. El espectáculo, meticulosamente coreografiado, presentó a la mandataria supervisando personalmente cómo el lodo se deja barrer por órdenes superiores.
“No dejamos a nadie atrás”, proclamó la líder desde su cuenta oficial, en lo que los cínicos podrían interpretar como un guiño literario a la selectividad de las tragedias mediáticas.
La comitiva oficial, un ejército de funcionarios con camisas impecables sobre terrenos impracticables, incluía desde el gobernador local hasta el último subsecretario con potencial fotogénico. Todos ellos posaron para la historia sobre un tapiz de escombros, demostrando que la coordinación intergubernamental alcanza su máxima expresión cuando hay cámaras de por medio.
La Metafísica de los Censos y las Despensas
En una revelación que dejó perplejos a los filósofos contemporáneos, la Presidenta explicó el novedoso principio de la solidaridad proporcional: “dependiendo de la pérdida que hayan tenido en su casa, se va a dar un segundo apoyo”. La profundidad de este concepto —que sugiere que quienes perdieron más reciban más— revoluciona las ciencias sociales.
“Si se perdió completamente la casa, pues el apoyo va a ser mayor”, aclaró la estadista, disipando cualquier duda sobre la compleja algoritmia de la compensación humanitaria.
Mientras tanto, las despensas grandes fluyen como maná celestial sobre las comunidades afectadas, en lo que “se recupera todo”, un eufemismo administrativo para designar el periodo entre el desastre natural y las siguientes elecciones.
La Contabilidad Sagrada de los Caídos
El balance oficial —esa fría aritmética que convierte el dolor en estadística— registraba hasta el sábado 76 almas sacrificadas en el altar del progreso hidrometeorológico. Las víctimas, convenientemente distribuidas entre cinco estados, demostraban la ecuanimidad territorial de la tragedia.
Los caminos, esos testigos mudos de la tragedia, habían sido reabiertos en número casi idéntico al de los que permanecían cerrados, en un perfecto equilibrio cosmogónico que refleja la esencia misma de la gestión pública: siempre hay tantos avances como retrocesos.
Epílogo para Incautos
Mientras la caravana del poder se desplaza hacia el siguiente escenario fotogénico, los damnificados reciben el consuelo metafísico de saber que sus gobernantes están “pegados” a ellos durante todo un mes calendario. Una eternidad en términos de ciclo noticioso, un parpadeo en la reconstrucción de vidas arrasadas.
Así funciona la maquinaria de la solidaridad estatal: con 189 máquinas limpiando caminos para que las caravanas oficiales puedan transitar sin inconvenientes hacia la siguiente foto oportunidad, en el interminable circo de la política sobre escombros.