Un panorama financiero en alerta máxima
En 2024, una realidad contundente sacude a México: siete de cada diez ciudadanos visualizan que su vejez dependerá de transferencias gubernamentales, un incremento del 11% desde 2020. Esta data surge del análisis “México, ¿cómo vamos con el ahorro para el retiro? 2025”, elaborado en colaboración con el gigante de inversiones Vanguard.
Sofía Ramírez Aguilar, directora de México, ¿cómo vamos?, alerta que este escenario representa un desafío colosal para la economía familiar y la sostenibilidad fiscal de la nación, justo cuando el gobierno central busca la consolidación de sus finanzas públicas.
Los indicadores, extraídos de la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera 2024, evidencian que los montos percibidos por persona son precarios para costear una canasta alimentaria mínima, que supera los cuatro mil pesos mensuales. “El reto es monumental. Primero, en alfabetización económica, porque la pensión universal actual solo solventa el 66% de una canasta básica integral. Los desembolsos esenciales rondan los 4,700 pesos; el 66% equivale a unos 3,100 pesos mensuales, lo que cubre la ayuda estatal. Es insuficiente y apenas cubre lo elemental si es tu único ingreso”, explicó la especialista.
El efecto dominó de la dependencia estatal
Según su perspectiva, dada la presión que sufren las arcas públicas por el elevado gasto en pensiones, que equivale al 6% del Producto Interno Bruto, es complicado proyectar incrementos sustanciales en los subsidios dirigidos a la población de la tercera edad. El reporte destaca que el destino principal del ahorro se concentra en necesidades inmediatas: contingencias, alimentación, servicios y atención médica.
Ambas instituciones enfatizaron que en México, el obstáculo para robustecer el ahorro previsional se intensifica debido a la creciente economía informal, la desconfianza hacia el sistema financiero y una cultura de previsión aún incipiente. Subrayaron que el país tiene un mercado potencial de ahorro formal de 28 millones de personas, un 18% más que en 2022, aunque todavía deficitario para asegurar una jubilación digna.
La investigación advierte que el 54.5% de la fuerza laboral mexicana opera en la precariedad laboral, lo que limita su acceso a la seguridad social y a instrumentos formales de ahorro. La circunstancia es más severa para las mujeres, con un 54.9% en la informalidad, frente al 53.9% de los hombres. Solo el 42.2% de la población dispone de una cuenta Afore, una mejora mínima de tres puntos desde 2021, pero con una brecha de género de 17 puntos: mientras el 51.4% de los hombres posee una, solo el 34.2% de las mujeres tiene acceso a una.
Soluciones disruptivas para un sistema obsoleto
Ramírez Aguilar puntualizó que el desafío actual no solo es ampliar la cobertura, sino sostener la generación de empleo formal y de calidad en un contexto económico volátil. El diagnóstico identifica que, aunque las aportaciones voluntarias a las Afores aumentaron del 5.7% en 2021 al 7.9% en 2024, la mayoría de las personas aún no ahorra lo suficiente. Las barreras principales son la escasez de ingresos, la baja competencia financiera y la desconfianza institucional.
A esto se suma la desinformación, donde muchos individuos desconocen que pueden realizar contribuciones voluntarias o ignoran los procedimientos, en especial quienes laboran al margen del sistema formal. En contraste, el uso de billeteras digitales para el ahorro se disparó, pasando del 4.1% en 2021 al 12.1% en 2024, impulsado por la expansión del internet y la bancarización móvil. Para los analistas, la transformación digital se ha erigido como un instrumento clave para integrar a nuevos segmentos, sobre todo entre jóvenes y trabajadores de la economía informal.
Vanguard y México, ¿cómo Vamos?, delinearon siete estrategias innovadoras para impulsar la cultura del ahorro y expandir la inclusión financiera. Estas incluyen el desarrollo de plataformas digitales accesibles, la implementación de mecanismos de registro automatizados (como vincular la credencial para votar con la apertura de una Afore), y el diseño de incentivos fiscales claros para hacer competitivo el ahorro formal frente a las alternativas informales. Además, se recomienda potenciar la educación financiera mediante gamificación, simuladores y asesorías basadas en behavioral finance. También se propone integrar los esquemas comunitarios e informales de ahorro al sistema financiero mediante fintech, fortalecer la confianza institucional con comunicación transparente y resultados medibles, y agilizar trámites para eliminar obstáculos que desincentivan la formalización del ahorro.
El director general de Vanguard América Latina, Juan Hernández, recalcó que una jubilación digna comienza con sembrar, desde edades tempranas, la semilla del ahorro y proporcionar las herramientas necesarias para materializarlo. La meta, concluyó, debe ser un ecosistema más accesible, confiable y equitativo, donde cada persona pueda diseñar su futuro con certidumbre y optimismo.

















