La Disrupción que el Sistema Energético Necesitaba
Lo que el establishment gasero cataloga como “racionamiento” representa en realidad el punto de quiebre perfecto para desmantelar un modelo energético obsoleto. La supuesta crisis de distribución en cinco estados mexicanos no es más que el síntoma terminal de una dependencia patológica hacia un proveedor único: Pemex. Imaginen por un momento: ¿y si en lugar de apresurarnos a normalizar un sistema quebrado, aprovechamos esta fractura para construir algo radicalmente diferente?
La visión convencional nos presenta un problema logístico. La perspectiva disruptiva revela una oportunidad histórica. Mientras la directiva de Amexgas insiste en calmar ánimos hablando de “equilibrar la oferta”, la verdadera pregunta revolucionaria es: ¿por qué seguimos centralizando una red que podría ser completamente distribuida? Pensemos en blockchain aplicado a energía, en microredes hiperlocales, en transformar cada hogar de la Ciudad de México y Veracruz no en consumidores pasivos, sino en nodos productivos interconectados.
Del Colapso Logístico al Ecosistema Resiliente
Los “retos logísticos” de Pemex, lejos de ser una anomalía, representan la norma en un sistema diseñado para el siglo XX. Rocío Robles habla de trabajar a “marchas forzadas” para mantener el servicio, pero ¿qué pasaría si en lugar de parchear un modelo moribundo, democratizáramos completamente la producción energética? La verdadera innovación no está en optimizar tuberías, sino en hacerlas irrelevantes.
El Gremio Gasero Nacional teme las “compras de pánico”, pero ese miedo nace de una mentalidad de escasez. La abundancia energética está a nuestro alcance si tenemos el valor de repensar fundamentalmente nuestras premisas. Esta disrupción forzosa nos obliga a cuestionar: ¿realmente necesitamos esta cadena de distribución centralizada, o estamos ante la oportunidad perfecta para saltar directamente hacia la autonomía energética distribuida?
Mientras el viejo paradigma se concentra en “normalizar el suministro”, los verdaderos innovadores debemos preguntarnos: ¿cómo podemos transformar esta aparente crisis en el catalizador definitivo para la transición energética que México merece?
















