La cuenta de Elmo es secuestrada para difundir odio en redes

Los Ángeles, EU — En un giro tragicómico que parecería sacado de un episodio distópico de Barrio Sésamo, la cuenta del tierno monstruo rojo fue transformada en altavoz de intolerancia. Sesame Workshop, guardiana moral de la calle más famosa de la televisión, se apresuró a declarar que el peluche de tres años y medio jamás diría esas barbaridades… a menos que, claro, hubiera sido poseído por el espíritu de un troll digital.

El hacker, cuyo único mérito fue manchar la inocencia de un personaje que enseña a los niños a compartir, dejó un rastro de mensajes tan sutiles como un muppet blandiendo una esvástica. Desde referencias a Epstein hasta diatribas antisemitas, el ataque demostró que ni los títeres escapaban a la polarización de nuestra era. “Estamos trabajando para restaurar el control”, dijo el portavoz, omitiendo añadir: “y para borrar la evidencia de que hasta los algoritmos tienen crisis existenciales”.

Irónicamente, la misma cuenta que semanas atrás preguntaba “¿Cómo está todo el mundo?” con la dulzura de un terapeuta de fieltro, ahora escupía conspiraciones como un presentador de televisión nocturna. X (antes Twitter), esa plaza pública donde la cordura va a morir, ni siquiera se dignó a comentar. Quizás porque, en comparación con lo que circula en sus servidores, un Elmo radicalizado era solo otro lunes.

El episodio dejó una lección absurda: en el zoológico digital actual, hasta los símbolos de pureza pueden convertirse en marionetas del caos. Y si un muñeco que canta sobre el abecedario no está a salvo, ¿qué esperanza queda para el resto de nosotros?