La democracia se fortalece con el diálogo de todos
En mi larga trayectoria observando procesos democráticos, he aprendido que las transformaciones genuinas nacen de la participación colectiva. Por eso valoro profundamente la iniciativa conjunta del Gobierno del Estado de Tamaulipas y la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT) para desarrollar los Diálogos de Consulta para la Reforma Electoral 2025. Recuerdo cuando estos ejercicios se limitaban a círculos cerrados; hoy celebro que se extiendan a múltiples sedes con una verdadera vocación incluyente.
La UAT asume con acierto la coordinación de estos foros de análisis y audiencias públicas. Desde mi experiencia, cuando la academia media estos procesos, se garantiza un rigor metodológico que often falta en las discusiones políticas tradicionales. Esta iniciativa se alinea con la consulta nacional impulsada por la Comisión Presidencial para la Reforma Electoral, demostrando que el cambio debe construirse desde lo local hacia lo nacional.
Un lema que trasciende el eslogan
Bajo el principio “Infórmate. Participa. Dialoga. Transforma“, los foros se realizarán los días 6 y 7 de noviembre en seis municipios estratégicos: Nuevo Laredo, Reynosa, Matamoros, Ciudad Victoria, Tampico y Mante. He visto cómo la ubicación geográfica de estas convocatorias determina su éxito; incluir la frontera y el interior del estado garantiza una representatividad auténtica. La audiencia pública estatal en Ciudad Victoria y las 29 sedes de transmisión remota reflejan una lección aprendida: la participación debe ser tanto presencial como digital para alcanzar a toda la ciudadanía.
Lo más valioso que he descubierto en estos procesos es que la calidad de las propuestas depende de la diversidad de los participantes. Por eso es crucial que en este ejercicio confluyan miembros de la comunidad universitaria, representantes empresariales, organizaciones de la sociedad civil, partidos políticos y ciudadanía en general. Las vías de participación—formulario digital, mesas temáticas y audiencia pública final—responden a diferentes perfiles ciudadanos, algo que solo se aprecia con la experiencia.
Los cimientos de la democracia sobre la mesa
Los temas de consulta abarcan aspectos fundamentales que he visto evolucionar—y a veces estancarse—a lo largo de los años: libertades políticas, representación ciudadana, sistema de partidos, financiamiento y fiscalización electoral, efectividad del sufragio, propaganda política, autoridades y justicia electoral, además de mecanismos de democracia participativa y revocación de mandato. Cada uno de estos elementos representa un desafío particular que requiere soluciones contextualizadas.
La dinámica metodológica abierta me parece acertada—la introducción temática, preguntas detonantes, exposición de ideas, definición de propuestas y redacción de relatorías crean un flujo natural de deliberación. He comprobado que sin una relatoría rigurosa, las mejores ideas se pierden en el debate. El análisis posterior que realizará la UAT en coordinación con especialistas y autoridades electorales garantiza que las conclusiones trasciendan el evento mismo.
El código QR para enviar propuestas demuestra cómo la tecnología puede potenciar la participación ciudadana. He observado cómo estos mecanismos acercan a quienes no pueden asistir físicamente pero tienen valiosos aportes que hacer al fortalecimiento democrático y la mejora del sistema electoral.
Cuando las voces cuentan
La narrativa “La democracia se fortalece cuando todas las voces cuentan” resume una verdad que he visto confirmarse repetidamente: los sistemas políticos se robustecen con la inclusión. La difusión clara de los objetivos de la Reforma Electoral 2025 es tan crucial como el diálogo social mismo. He aprendido que cuando la ciudadanía comprende el “porqué” de una reforma, se involucra más profundamente en la construcción de propuestas.
Esta reforma, en fase de consulta nacional, propone un nuevo modelo electoral basado en la eficiencia administrativa, la reducción de costos y la homologación de procesos. Desde mi perspectiva, equilibrar estos aspectos técnicos con la preservación de la autonomía institucional y la pluralidad política es el desafío central—y solo puede lograrse con la sabiduría colectiva que emerge de ejercicios como este.
Finalmente, este esfuerzo conjunto reafirma el papel de la UAT como agente académico, social y ciudadano, mientras el Gobierno de Tamaulipas refrenda su compromiso con una democracia abierta e incluyente. En mi recorrido, he constatado que son estas alianzas entre instituciones las que generan los cambios más perdurables—aquellos donde todas las voces contribuyen a construir el futuro que compartimos.














