Una semana después de la devastadora explosión en el Puente de la Concordia, que se cobró 20 vidas y dejó 31 heridos en estado crítico, una pregunta crucial resuena en los pasillos del Hospital Rubén Leñero: ¿dónde está la empresa responsable?
Nuestra investigación revela que Transportadora Silza, perteneciente al poderoso Grupo Tomza, mantiene un silencio inquietante frente a las familias de las víctimas. Adrián Daniel Acevedo relata con voz quebrada la situación de su hermano, Erik Vicente, conductor del microbús alcanzado por las llamas. “Presenta quemaduras en el 100% de su cuerpo. Los médicos nos dan pocas esperanzas”, confiesa mientras aguarda un milagro.
¿Por qué una empresa de tal magnitud no ha establecido un protocolo de crisis? ¿Qué impide que los directivos se presenten ante quienes sufren las consecuencias de esta tragedia? Documentos internos a los que hemos tenido acceso muestran que la compañía cuenta con seguros de responsabilidad civil que deberían activarse inmediatamente en estos casos.
El relato de Acevedo dibuja un panorama desolador: “Somos seis hermanos que hemos abandonado nuestros empleos para estar aquí. No tenemos ingresos, tenemos familias que mantener”. Esta realidad económica se repite en decenas de hogares que enfrentan no solo el dolor, sino la ruina financiera.
Evelia Salud Jaurrieta, hermana de María –la mujer visible en el viral video bajando del microbús antes de ser alcanzada por la onda expansiva– corrobora el abandono. “Esperamos que el gobierno intervenga y que la empresa se haga responsable. Hasta ahora, nadie se ha presentado”.
Nuestras investigaciones continúan para determinar si existían reportes previos de fugas en esa zona, si los protocolos de seguridad se cumplían y por qué Transportadora Silza opera en un aparente vacío de accountability. Las familias merecen más que silencio; exigen verdad, responsabilidad y justicia.
