El Gran Teatro del Absurdo en la Tierra Caliente
En un sublime acto de catarsis colectiva, los ciudadanos de Apatzingán decidieron convertir el Palacio de Gobierno en una alegoría flameante de la administración pública. Ante los recientes homicidios que han enlutado la región, la población optó por el más elocuente de los lenguajes: la pirotecnia cívica.
Coreografía del Desencanto
La plaza principal se transformó en el escenario perfecto para esta ópera bufa de la indignación. Los manifestantes, en un arrebato de creatividad performática, decidieron que las ventanas del recinto oficial necesitaban ventilación de emergencia, aplicando el innovador método de aerodinámica pétrea.
La entrada principal recibió un rediseño arquitectónico exprés mediante el siempre efectivo sistema de acupuntura podálica. El mobiliario interior, obviamente cansado de su aburrida existencia, fue sometido a un proceso de renovación térmica que lo transformó en efímeras esculturas de carbón.
Sinestesia Festiva
En un guiño posmoderno, los manifestantes integraron los elementos del Día de Muertos en su instalación artística. Las ofrendas tradicionales se fusionaron con la ofrenda contemporánea al desgobierno, creando una pieza conceptual que cuestiona los límites entre el culto a los difuntos y el duelo por la justicia fallecida.
La Brillante Ausencia Protagónica
Las fuerzas del orden ofrecieron una magistral lección de teatro del vacío. Su no-actuación constituyó la más sofisticada crítica al aparato burocrático: demostraron que a veces la presencia más elocuente es la que no se materializa. Los ciudadanos disfrutaron de completa libertad creativa sin la molesta interferencia de la autoridad fantasma.
Este happening sociopolítico en la región michoacana representa la culminación lógica de un sistema donde la impunidad y la inseguridad han alcanzado niveles tan surrealistas que sólo pueden responderse con un exorcismo colectivo mediante combustión controlada. La ciudadanía ha descubierto que cuando las instituciones se vuelven decorativas, lo más sensato es integrarlas a la instalación artística.


















