La fórmula probada que redujo la pobreza en México

Lecciones desde la primera línea de la política social

Después de años trabajando en el ámbito del desarrollo social, he aprendido que los números fríos rara vez capturan la transformación real en las comunidades. Sin embargo, cuando una estrategia funciona, los resultados hablan por sí mismos. La reducción histórica de la pobreza que hemos presenciado no es producto de la casualidad, sino de una fórmula metódica que combina varios elementos cruciales, aplicada con determinación por la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo.

Recuerdo visitar comunidades hace años y ver la resignación en los rostros de las personas. Hoy, el panorama es distinto. Al comparecer ante el Senado de la República durante la Glosa del Primer Informe de Gobierno, pude constatar con datos lo que vemos en el terreno: la desigualdad está cediendo terreno. Actualmente, 32 millones de personas reciben directamente el apoyo de un Programa de Bienestar, con una inversión social que ronda los 850 mil millones de pesos.

Las cifras son elocuentes: 13.4 millones de mexicanas y mexicanos superaron la pobreza. Pero el dato más revelador, el que marca un cambio estructural, es la reducción de la brecha: entre 2018 y 2024, el ingreso del 10% más pobre de los hogares creció un 35%, mientras que el del 10% más rico lo hizo en un 4%. Esta es la prueba tangible de que la política social bien dirigida puede alterar la inercia de la desigualdad.

Ante los senadores de todos los grupos parlamentarios, expliqué que la sostenibilidad de estos Programas de Bienestar está asegurada por dos pilos fundamentales que hemos aplicado con rigor: la honestidad en el manejo de los recursos y la austeridad republicana en el gasto gubernamental. Esta disciplina fiscal no es un fin en sí mismo, sino el medio para poder invertir consistentemente en el pueblo. He comprobado que sin estos principios, cualquier programa social, por bien intencionado que sea, termina diluyéndose.

Hemos perfeccionado una red de protección social que atiende a la ciudadanía en todas las etapas de la vida. Programas como la Pensión para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores o el Programa de Apoyo para el Bienestar de Niñas y Niños, Hijos de Madres Trabajadoras no son solo transferencias monetarias; son herramientas que devuelven la dignidad y abren oportunidades. La beca “Rita Cetina” y Jóvenes Escribiendo el Futuro, por ejemplo, están rompiendo ciclos intergeneracionales de pobreza al apostar por la educación.

La experiencia nos ha enseñado que no existe una solución mágica contra la pobreza, sino una combinación estratégica. Nuestra política de bienestar integra tres componentes que se potencian entre sí: un sistema de protección social robusto que evita que las familias caigan en crisis ante cualquier contingencia, una mejora salarial histórica que reconoce el valor del trabajo, y una inversión pública que genera empleos dignos y reactiva las economías locales.

El camino no ha sido fácil y hemos aprendido de cada error. Pero hoy puedo afirmar con convicción, basándome en lo vivido en comunidades de todo el país, que lo mejor para México está por venir. Avanzamos con la fuerza colectiva del pueblo, construyendo cimientos sólidos de justicia y bienestar para las generaciones futuras.

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