Un Compromiso Reforzado con la Ganadería Nacional
Esta semana, en el Senado de la República, tuve el honor de ser anfitrión de un diálogo franco y productivo con la Asociación de Mujeres Ganaderas de México (Mugam) y el presidente de la Comisión de Ganadería, Sabino Herrera. Recuerdo mis inicios en la política, cuando las voces de este sector fundamental a menudo llegaban amortiguadas a los recintos legislativos. Hoy, ver a estas mujeres líderes exponiendo con claridad sus necesidades no es solo un acto protocolario; es el reflejo de una evolución necesaria.
La senadora Sosa Ruíz refrendó su compromiso con este importante sector que significa empleos, economía y bienestar.
En mi intervención, no pude evitar reconocer los enormes desafíos que las mujeres en la actividad pecuaria enfrentan. La ganadería es el segundo pilar de la economía primaria en Tamaulipas, y he aprendido, a veces a las malas, que los esfuerzos genéricos no bastan. Cada región tiene su propio pulso. Lo que funciona en las llanuras del norte puede ser inviable en el sur del estado. La clave, y esto es una lección que repito constantemente, está en la inclusión y en la adaptación a las realidades locales para construir una actividad más dinámica y resiliente.
Los Pilares del Desarrollo Ganadero
Entre los temas medulares que se discutieron, el control sanitario emerge como una prioridad ineludible. He visto ciclos donde la falta de vigilancia epidemiológica ha cerrado mercados internacionales por años. Reforzar este aspecto no es un gasto, es la llave para reabrir la exportación de ganado y liberar la presión financiera que agobia a los productores. Junto a esto, el fortalecimiento de las organizaciones ganaderas y la incorporación de herramientas tecnológicas no son solo conceptos modernos; son la diferencia entre una explotación que sobrevive y una que prospera.
Con el tiempo, uno aprende a leer entre líneas de los datos. La disminución de los inventarios ganaderos en Tamaulipas, impulsada por la degradación de los suelos y el sobrepastoreo, es una señal de alarma que no podemos ignorar. Es un problema silencioso que mina la capacidad productiva a largo plazo. Por ello, la implementación de esquemas de trazabilidad más eficientes no es una mera formalidad burocrática; es la base para una gestión inteligente del hato y para garantizar la inocuidad de los alimentos hasta el consumidor final.
Mirando Hacia el Futuro del Campo
Quizás uno de los retos más complejos que abordamos, y del que tengo anécdotas dolorosas, es el combate al cobro de piso. Esta plaga no solo afecta la economía, sino que quebranta la tranquilidad de las familias y paraliza la comercialización. No hay desarrollo posible sin seguridad. De manera paralela, la incorporación de nuevas generaciones a la actividad productiva es vital. Los jóvenes traen consigo la innovación y la energía necesarias, pero debemos crear las condiciones—económicas, formativas y de seguridad—para que vean un futuro viable en el campo, no solo una tradición del pasado.
Al final del encuentro, reafirmé mi compromiso inquebrantable con este sector. No es un compromiso de discurso, sino uno forjado en la comprensión de que la ganadería es sinónimo de empleos, economía sólida y bienestar para las familias mexicanas. En el Senado, las mujeres ganaderas tienen no solo una voz, sino una aliada que comprende que el verdadero progreso se construye escuchando, aprendiendo y actuando con determinación para impulsar esta noble actividad.


















