La gasolinera clandestina que superó el absurdo gubernamental

En un giro irónico que ni el más creativo guionista de narcoseries habría imaginado, las autoridades (sí, esas que suelen llegar tarde y con bombo mediático) descubrieron un emporio del huachicol tan bien equipado que haría llorar de envidia a cualquier estación de servicio legal. La finca en cuestión, ubicada en el pintoresco Campestre Primavera (nombre que ahora suena a chiste macabro), contaba con dos contenedores de 47 mil litros, una bomba despachadora profesional y hasta siete tractocamiones listos para repartir ilegalidad a domicilio.

Lo más hilarante —si el término aplica cuando hablamos de crimen organizado— es que este es el segundo operativo en León en 48 horas. Parece que los huachicoleros han adoptado el modelo de franquicia: misma ilegalidad, distintas ubicaciones. Las instituciones involucradas (FGR, SSPC, Sedena y Guardia Nacional) desplegaron un protocolo digno de película de acción para… embalar y sellar la evidencia. Porque nada dice “combatimos el crimen” como un trámite burocrático impecable.

Mientras tanto, los 220 mil litros de combustible incautados susurran una verdad incómoda: el mercado negro es tan eficiente que ya tiene su propia logística premium. ¿Qué sigue? ¿Puntos de recompensa por litro robado? ¿Oferta de descuentos por fidelidad? En este México surrealista, hasta la ilegalidad tiene estándares de servicio cinco estrellas.