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La inversión privada en ferrocarriles se desploma 35% en sexenio

La inversión privada en rieles se desploma mientras el gobierno militariza los proyectos. Expertos alertan sobre el clima de incertidumbre.

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La investigación de los datos del Primer Informe de Gobierno de la administración de Claudia Sheinbaum revela una caída estrepitosa en la inversión privada en infraestructura ferroviaria. ¿Qué impulsó este desplome del 34.58 por ciento en términos reales durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador en comparación con el de Enrique Peña Nieto?

A precios de 2024, el monto invertido por el capital privado se situó en 41 mil 680 millones de pesos, una cifra que palidece frente a los 63 mil 711 millones de la gestión anterior. Las cifras frías, sin embargo, solo cuentan una parte de la historia.

Al indagar con especialistas, emergen capas de un problema complejo. Carlos Barreda, analista del sector, señaló inicialmente a la pandemia de Covid-19 como un factor disruptivo. “Una disminución en ciertos años es consecuencia de la Pandemia”, comentó, sugiriendo que los concesionarios priorizaron la compra de equipo rodante sobre la infraestructura misma. Barreda defendió el historial de los operadores de carga, quienes, según él, han destinado un promedio anual de 5 mil millones de pesos a mantenimiento y modernización, logrando una eficiencia comparable a la de Estados Unidos.

Pero, ¿es la pandemia la explicación completa? Al profundizar, otra narrativa comienza a surgir. Gerardo Herrera, especialista de la Universidad Iberoamericana, apuntó hacia un factor mucho más estructural y alarmante: el clima de negocios. “Durante el sexenio de López Obrador hubo una expropiación de un tramo de vía férrea a Grupo México en 2023, lo que creó un ambiente de incertidumbre”, declaró. Este evento, según Herrera, envió ondas de choque a través de toda la iniciativa privada, sembrando la desconfianza.

La investigación conecta este punto con una amenaza aún mayor: los cambios en el marco legal. Herrera alertó que la Reforma al Poder Judicial ha creado un escenario donde el sector privado se siente en desventaja absoluta. “Como la contraparte es el Gobierno, particularmente el Ejército, cualquier disputa… el poder judicial ya es juez y parte”, afirmó, pintando un panorama donde cualquier desacuerdo en una alianza público-privada se percibe como una batalla perdida de antemano.

Los documentos oficiales analizados confirman un cambio radical en el origen de los fondos. Hasta junio de este año, de los 40 mil 677 millones de pesos invertidos, 38 mil 606 millones son recursos públicos y solo 2 mil 71 millones provienen de la inversión privada. Esta abrumadora participación estatal se ha destinado principalmente a los nuevos ferrocarriles de pasajeros, como el Tren México-Querétaro y otros megaproyectos.

Barreda estima que la inversión pública en este gobierno al menos se duplicará en comparación con el anterior, considerando los 3 mil kilómetros de vías proyectados. Sin embargo, esta transición hacia un modelo liderado por el Estado, con una participación militar significativa, parece haber ahuyentado al capital privado, cuyo gasto, según los mismos registros de la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT), se contrajo un 38% respecto al sexenio de Peña Nieto.

La revelación final es que la drástica caída de la inversión privada no es un fenómeno aislado. Es el síntoma de una reorientación fundamental de la política de infraestructura nacional, una que prioriza el control estatal y los megaproyectos emblemáticos sobre la participación colaborativa con el sector privado, creando un nuevo y riesgoso mapa para el futuro ferroviario de México.

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