La justicia avanza a paso de tortuga en otro feminicidio impune

En un giro que nadie vio venir (excepto el 98% de la población), las autoridades identificaron al sospechoso del feminicidio en Oblatos. Sí, el mismo individuo que apareció en video cometiendo el crimen. La fiscalía, en un alarde de eficiencia, anunció que ya están “tramitando” la orden de aprehensión, porque en este país los trámites burocráticos son más rápidos que la justicia.

Primero dijeron que eran exnovios. Luego rectificaron: “eran solo amigos”, según los padres de la víctima. Porque en México, hasta la relación entre víctima y victimario necesita una segunda opinión. El fiscal González de los Santos, en un arranque de claridad, confirmó lo obvio: “el arma era larga”. Un dato crucial, considerando que el homicida podría haber usado una cuchara de plástico.

Lo más reconfortante es saber que las autoridades “están trabajando intensamente” para localizar al culpable. Tan intensamente que aún no saben si pertenece a un grupo criminal, aunque portar un rifle en el auto suele ser un hobby inocente en ciertos círculos sociales. Mientras tanto, la víctima —como el 72% de las mujeres asesinadas— jamás solicitó medidas de protección. ¿Para qué, si el sistema las protege tan bien?

La familia insiste en que solo eran amigos, porque en esta tragicomedia nacional hasta los lazos afectivos son materia de debate. Y así, entre declaraciones contradictorias y trámites eternos, México suma otro feminicidio a su colección de casos “en proceso”. Pero tranquilos: la justicia llegará… quizá en el próximo sexenio.