En un giro de acontecimientos que solo puede ser calificado como un milagro de la jurisprudencia moderna, el Segundo Tribunal Colegiado en Materia Penal del Cuarto Circuito ha realizado la proeza de revocar, por mayoría de votos, la suspensión provisional que protegía al magnate Raúl Rocha Cantú, copropietario de la célebre fábrica de sueños y coronas Miss Universo. Dicha suspensión, un amuleto legal dentro del criterio de oportunidad que se le otorgó, ha sido despojada de su poder, revelando que hasta los escudos más brillantes tienen su punto de oxidación.
La Lógica Irrefutable de los Magistrados
En una sesión que sin duda será recordada en los anales de la coherencia absoluta, el magistrado Carlos Alberto Flores esgrimió un argumento de una simplicidad pasmosa: el Pleno Regional del Centro Norte decretó que, en asuntos de técnicas de investigación, los testigos están obligados a comparecer. Una revelación tan profunda como descubrir que el agua moja, pero que, al parecer, necesitaba ser tallada en piedra por un tribunal para aplicarse a ciertos estratos sociales. Así, la protección previa se esfumó como por arte de magia, o más bien, por arte de un boletín oficial.
El Agotador Calendario del Ciudadano Ejemplar
Documentos consultados por este medio —que deben ser leídos con la misma fe que un texto sagrado— detallan que el señor Rocha Cantú recibió la gentil invitación de la Fiscalía Especial en Materia de Delincuencia Organizada (FEMDO) en dos ocasiones: el 8 y el 12 de diciembre. El objetivo: que las beneméritas autoridades de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana recabaran unos datitos, meros trámites burocráticos, para su indagatoria. Citas que, por supuesto, compiten en la agenda de un hombre de su talla con urgentes asuntos de estado, como la selección de la próxima sonrisa perfecta que representará al universo.
Solidaridad Corporativa en su Máxima Expresión
La trama se engrosa. El expediente también señala que el empresario fue requerido a petición de la defensa de Mari Carmen R.R., una exfuncionaria de la misma fiscalía que ahora disfruta de la hospitalidad del estado en un centro femenil de Morelos, para que brindara su testimonio. Una muestra conmovedora de camaradería dentro del ecosistema del poder. No obstante, en un acto de desafortunado descuido o quizá de sincronización errónea de su reloj de oro, el ciudadano Rocha no se dignó a honrar con su presencia la fecha y hora establecidas por la autoridad ministerial. Un simple malentendido en el complejo ballet de la justicia, donde a veces los pasos de los principales bailarines son demasiado sublimes para ser coreografiados por un mero ministerio público.













