El Nuevo Protocolo de Resolución de Conflictos Viales en la Perla del Sureste
En las ilustres y civilizadas calles de Ciudad Caucel, una metáfora en asfalto de la modernidad mexicana, se llevó a cabo una edición más del improvisado tribunal de tráfico. El caso: un ciudadano, armado con su vehículo y una placa foránea que le confería la invisibilidad diplomática, se enfrentó a una pareja de justicieros urbanos que decidieron saltarse la tediosa burocracia de marcar al 911.
La sesión comenzó cuando los demandantes, expertos en leyes viales y autoinvestidos como prensa federal —el máximo rango en la jerarquía de la autoridad moral callejera—, interpusieron su cuerpo como prueba contundente. Su argumento jurídico era irrefutable: “¡Sus hijos están mojados!”. Ante semejante alegato, que sin duda habría conmovido a los espíritus de Montesquieu y Swift, el acusado optó por la clásica réplica del aristócrata del volante: la acelerada repentina.
Los testigos del hecho, politólogos espontáneos con doctorado en placas vehiculares, diagnosticaron el conflicto: “Es foráneo”. He ahí la raíz de todo mal, la encarnación del otro, el bárbaro que desconoce nuestras sofisticadas normas de convivencia, donde los debates se resuelven con pitorreos de claxon y las apelaciones con cambios de carril bruscos.
Mientras tanto, las autoridades formales —esa entelequia abstracta a la que teóricamente se debe llamar— observaban desde el limbu de lo políticamente correcto, murmurando sobre la “imprudencia” de querer impartir justicia sin la debida licencia para golpear capós. Al fin y al cabo, ¿qué sería de nuestra democracia si cada ciudadano, armado con su indignación y su teléfono móvil, decidiera actuar como juez, jurado y verdugo de paragolpes?
Este ballet urbano, coreografiado por la ira y filmado para la posteridad en redes sociales, nos recuerda que el verdadero manual de civismo ya no se encuentra en los códigos penales, sino en los virales de TikTok, donde la razón la tiene no quien lleva la ley de su lado, sino quien tiene mejor ángulo de cámara.